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1
Monitorear,
descubrir e introducir las pruebas en el caso tu misma
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Parte
2 ~ Descubre pruebas adicionales
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En
los casos de violencia contra las mujeres casi siempre
existe una abundancia de pruebas no identificadas
ni exploradas.
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Indiferentemente
de la etapa en que se encuentre un caso de violencia contra
las mujeres cuando empieces a trabajarlo, en ellos casi
siempre hay una riqueza de pruebas no identificadas. No
desistas de esos casos sólo porque las autoridades
han tirado la toalla.
Existen varias
razones por las que aun agentes bienintencionados/as que
investigan casos de violencia contra las mujeres usualmente
dejan pruebas sin identificar ni explorar. La primera es
que las entrevistas de las fuerzas de seguridad a las víctimas
(y a testigos/as) suelen ser lamentablemente inadecuadas
e incompletas. Y dado que la mayoría de pistas a
pruebas en estos casos proviene de la historia de la víctima,
la deficiente calidad de las entrevistas limita de manera
severa la base de pruebas de los casos desde el primer momento.
Esto también significa que una adecuada entrevista
a la víctima es el primer y mejor lugar donde buscar
nuevas pistas.
Hay dos aspectos
principales por los cuales las entrevistas de las fuerzas
del orden a las víctimas (y a testigos/as) suelen
ser inadecuadas son dobles. En primer lugar, la cultura
de las fuerzas de seguridad en general parece ser totalmente
sorda a la singular constelación de temores y preocupaciones
que la mayoría de mujeres víctimas de violencia
no expresa en una entrevista. En esas entrevistas, los/as
agentes se comportan de manera muy similar a como lo hacen
al entrevistar a una persona a quien su vehículo
le fue robado. Es raro/a el/la agente que sabe cómo
identificar rápidamente y abordar los temores específicos
de una mujer y luego darle la confianza y seguridad que
ella necesita para empezar a relatar su historia. Más
raro/a aún es el/la agente que dará el paso
adicional de involucrar con efectividad a la víctima
como una socia para descubrir toda la gama de pistas a pruebas.
En segundo lugar,
esas entrevistas por lo general se llevan a cabo en el punto
más agudo de trauma y temores de la víctima.
Esto suele aumentar su renuencia a hablar con libertad y
provoca que su comunicación sea particularmente fragmentada,
incoherente y olvidadiza de cruciales detalles. La mayoría
de agentes no se toma el tiempo, o no lo tiene, para hacer
un seguimiento posterior a fin de realizarle una entrevista
más abierta y relajada a la víctima. Y una
gran cantidad de agentes de hecho utiliza los temores y
la fragmentación de la víctima como una conveniente
manera de reafirmar el pretexto de que 'no hay suficientes
pruebas' para procesar el caso.
La buena noticia
es que las/os defensoras/es de víctimas usualmente
poseen habilidades adecuadas para comunicarse en cualquier
momento con las víctimas. También tienen la
ventaja de hablar con ellas en un momento y lugar más
tranquilos que durante un ataque. Entonces, como un primer
y muy potente paso en el desarrollo de tus propias habilidades
para explorar las evidencias, es importante que reconozcas
las cruciales habilidades que ya posees en entrevistar víctimas.
Y luego simplemente enfoca esas destrezas de escucha y conversación
en asuntos relacionados con las pruebas.
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Trabaja
con la víctima para descubrir pistas a pruebas.
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Una declaración
completa y libre de la víctima casi siempre será
la principal fuente de pistas a nuevas pruebas en los casos
de violencia contra las mujeres. Al mismo tiempo, sin una
adecuada preparación, este relato tan importante
que la víctima hace de su historia suele estar muy
contaminado y restringido por una variedad de fuerzas inmediatas,
vitalicias y presentes en toda la sociedad que operan para
minimizar su versión de los hechos. Esas fuerzas
deben ser identificadas y enfocadas antes de que el pleno
valor probatorio de la historia de la víctima pueda
acercarse a ser realizado.
El primer
paso de un buen trabajo con la víctima para descubrir
nuevas pruebas consiste en identificar y enfocar los temores
que la limitan, lo cual es también el mismo primer
paso para ayudarla en casi todos los demás aspectos
de liberarse de la violencia. Algunos de los siguientes
temores, o todos, pueden restringir severamente la historia
de la mujer: temor de perder a sus hijas e hijos, de sufrir
represalias, de que el perpetrador cumpla sus amenazas si
ella acude a la policía; temor de perder su vivienda,
sus ingresos, amistades, su matrimonio, el estatus migratorio,
la estabilidad; temor a una profunda vergüenza, de
que sus hijas e hijos pierdan a su padre o se les lleve
ante la corte; su propio temor de testificar; temor a los
agentes de policía, de ser culpabilizada por la policía,
de que ésta se ponga del lado del sospechoso y se
vuelque contra ella, de que la policía se entere
de los propios actos ilegales de ella, por leves que éstos
sean; temor de ir en contra de creencias religiosas muy
arraigadas; temor de que el perpetrador sufra en la cárcel,
y muchos más.
Las mujeres,
e inclusive las niñas y los niños, comprenden
intuitivamente el inmenso poder y los trastornos de las
dinámicas que desencadenarán al exponer la
verdad del abuso y proporcionar las pruebas. En su mayoría,
las mujeres no ejercen ese poder sino hasta que se les da
la seguridad de que van a recibir protección contra
los muy reales peligros a los que se arriesgan. Esto no
es estupidez de parte de ellas, como mucha gente cree. Una
mujer sabe que estará jugando una carta potente e
irrevocable al revelar que su hija de 13 años escuchó
sus gritos cuando su esposo la estaba violando. Naturalmente,
esa madre necesita tener confianza en las consecuencias
antes de sacar a luz estos hechos.
Entonces, pregúntale
directamente a la mujer, y desde tantos ángulos como
te sea posible: "¿Qué temes que podría
suceder si le contaras toda tu historia a la policía?"
Una vez que identifiques sus temores específicos,
éstos deben ser validados y resueltos con opciones,
alternativas y protecciones viables. Y siempre es importante
recordarles a las víctimas que, por un lado, no hay
un cien por ciento de garantía y, por el otro, 'quien
nada arriesga, nada gana'.
El proceso de
identificar y resolver temores es una prioridad continua
a lo largo de cualquier caso, conforme emergen nuevos miedos
y vuelven a surgir viejos temores.
El segundo
paso es pensar en voz alta junto a la víctima conforme
vas identificando las pruebas en su historia. Edúcala
acerca de cómo y dónde encajan las evidencias
en el proceso de justicia criminal y sobre las formas en
que éstas contribuyen a que se libere de la violencia.
Además
de pensar en voz alta junto a la víctima conforme
identificas y exploras las pruebas en su historia, asegúrate
de decirle por qué quieres monitorear las evidencias
y en qué maneras esto puede serle será útil
a ella. Explícale la importancia de que cercioren
que nada quede fuera del caso, ya sea accidental o intencionalmente.
O si tu clienta aún no ha presentado una denuncia
ante la policía, explícale por qué,
cuando lo haga, es importante identificar piezas de evidencia
o pruebas potenciales. Una víctima que no está
preparada en este sentido por lo general destacará
los elementos emotivos de su historia al contársela
a la policía. Aunque la policía debería
ser capaz de lograr que ella se concentre en las necesidades
de las fuerzas de seguridad, muchos/as agentes no lo hacen
de manera efectiva y terminan dejando de prestarle atención
a la víctima o piensan que no quiere cooperar, o
que está loca, justo en el momento en que ella más
necesita que la escuchen. Por otro lado, una víctima
que ha sido entrenada para pensar en términos de
las pruebas, y está bien informada sobre los objetivos
de la investigación, siempre dará una respuesta
mucho más adecuada a todos/as los/as agentes a lo
largo y ancho del sistema.
Adicionalmente,
conforme te concentras en las pruebas querrás asegurarte
por completo de que las víctimas comprendan por qué
tú (o los/as agentes) están siguiendo una
línea particular de preguntas sobre las evidencias.
Si no les has dado una buena explicación, ellas pueden
con facilidad malinterpretar esa línea de interrogación
como dudas acerca de su historia o un cuestionamiento de
sus acciones, lo que restringe aún más su
anuencia a hablar abiertamente. Esto, a su vez, limita sobremanera
la disposición de un/a agente a procesar el caso,
tras lo cual viene el inevitable colapso de la relación
entre la víctima y las fuerzas de seguridad. Por
otro lado, explicar en voz alta lo que estás pensando
sirve como un modelo para la víctima en cuanto a
cómo pensar en las pruebas cuando ella lo esté
haciendo por su propia cuenta. Y es en esos momentos de
contemplación a solas que muchas víctimas
de repente recuerdan elementos absolutamente vitales de
las pruebas, puntos clave que con tanta frecuencia las víctimas
bloquean de su mente mientras hablan con otras personas.
El tercer
paso de un trabajo efectivo con la víctima para descubrir
nuevas pruebas es alentarla a que piense activamente, en
los próximos días, en posibles testigos/as
y pruebas materiales que pudieron haber pasado por alto.
Y que luego anote todo cuando lo esté pensando.
El cuarto
paso consiste en explicarle a la víctima los dos
siguientes puntos:
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No
limites tus pensamientos:
es infinita la gama de posibles pruebas y éstas,
en su mayoría, son circunstanciales.
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No hay manera
de elaborar una lista que cubra todas las pruebas potenciales,
ya que la gama de posibilidades es infinita. De un caso
a otro, todo y cualquier cosa pueden ser pruebas. El hecho
de que una víctima le pida a una amiga que camine
con ella a clases podría ser sólo su diaria
rutina y, siendo así, totalmente irrelevante como
evidencia. Pero si ésta es la primera vez que ella
le pide a una persona que la acompañe a clases, su
pedido podría ser una prueba significativa para confirmar
su nivel de temor, el cual corrobora su afirmación
de que fue violada por un compañero de clases el
día anterior. La huella de un zapato debajo de una
ventana, un persona del vecindario que oye un auto alejarse
a toda velocidad durante la noche, el recibo de una tienda
de conveniencia, manchas de césped, un susurro, un
grito, lodo en la suela de los zapatos... todo y cualquier
cosa pueden ser pruebas. Inclusive, como ocurrió
en el caso de OJ Simpson, el lastimero quejido de un perro
que fue escuchado por un vecino e incluido como prueba para
determinar la hora del asesinato.
La lista de posibles
pruebas es interminable. Eso es lo principal que debes recordar
cuando tú y la víctima empiecen a buscar evidencias
adicionales en su historia.
El segundo punto
clave que hay que tener en mente si buscas nuevas pruebas
es que éstas son, en su mayoría, circunstanciales
y por sí mismas no constituyen una prueba de que
el sospechoso es culpable. Lo cierto es que casi todas las
sentencias por crímenes se construyen enteramente
sobre pruebas circunstanciales. Una víctima que por
primera vez le pide a una amiga que la acompañe a
clases no implica, ni por asomo, prueba más allá
de una duda razonable de que ella fue violada por su compañero
de estudios. Sin embargo, es una crucial prueba circunstancial
que, al ser sumada a muchas otras evidencias circunstanciales
de apoyo, empezará a crear una imagen de la verdad.
En la mayoría
de casos criminales no existe la proverbial 'pistola humeante',
es decir, una prueba fehaciente. De hecho, incluso una 'pistola
humeante' que es encontrada en la cintura de un sospechoso
no constituye prueba más allá de una duda
razonable. Y aun en ese caso el acusado podría defenderse
afirmando que alguien más lo hizo. Él puede
decir: "Otro tipo lo hizo, luego me dio el arma, corrió
a esconderse en los arbustos y ahí estaba yo, pobre
de mí, sin saber qué hacer, por lo que metí
el arma en mi cintura".
Entonces, no
rechaces ninguna evidencia sólo porque no constituye
prueba más allá de una duda razonable de que
el acusado cometió el crimen.
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Otras
fuentes, además de la víctima, para
descubrir nuevas pruebas.
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La
seguridad ante todo: En cualquier intento de recurrir
a otras fuentes más allá de la víctima,
piensa siempre primero en la seguridad. Además, asegúrate
de que la víctima quiera dar cada paso que sugieras
y esté plenamente informada.
Amistades,
familiares y colaboradoras/es de la víctima:
Las personas más allegadas a la víctima a
menudo tienen mucho más conocimiento del problema
de lo que ella piensa que saben. Las víctimas suelen
sobreestimar el grado al que han sido capaces de ocultar
el conflicto. Al mismo tiempo, quienes están más
cerca de la víctima frecuentemente no le dicen a
ella cuánto saben, por temor a perturbarla. Además,
tampoco los perpetradores son siempre conscientes de cuántos
de sus abusos criminales les han revelado, sin darse cuenta,
a las personas allegadas a la víctima. Siendo así,
por lo general las amistades, familiares y colaboradoras/es
de ella pueden aportar pruebas cruciales al caso aun si
la víctima piensa que no sabían nada.
Una víctima
puede no percatarse de que una compañera o compañero
de trabajo sabía que sus lesiones fueron ocasionadas
por su novio, aun cuando a esa persona le dijo que sufrió
una caída. La víctima podría no saber
que su amiga/o escuchó a su novio cuando la amenazó
de muerte. O puede haber olvidado que, después de
ser violada, llamó a su amiga/o.
Dos maneras en
que puedes explorar a colaboradoras/es de la víctima
como testigas/os potenciales o fuentes de pruebas son sugerirle
que les haga preguntas ella misma o ver si permite que tú
lo hagas. Si eres tú quien hará la llamada,
asegúrate de que la víctima conozca y apruebe
de la persona a quien vas a contactar y de mantenerla informada.
Te sorprenderá descubrir cuán a menudo estas
sencillas preguntas revelan nuevas pruebas vitales en el
caso.
Amistades,
familiares y colaboradoras/es del perpetrador: A simple
vista podría parecer ridículo considerar a
colaboradores/as del perpetrador como posibles fuentes de
pruebas o testigos/as potenciales. Sin embargo, es importante
tomar en cuenta que esas personas podrían sentirse
muy preocupadas, molestas o temerosas de la conducta cada
vez más abusiva del agresor. Y con frecuencia han
visto o saben mucho. Después de todo, los perpetradores
pueden ser muy descuidados respecto a lo que dicen y muestran
cuando están con personas que ellos asumen se pondrán
de su lado. De hecho, los agresores a menudo se jactan con
total desparpajo de las particularidades de su odio hacia
las mujeres, asumiendo que quienes les escuchan compartirán
su punto de vista.
Como veremos
en el siguiente ejemplo, la arrogancia de los perpetradores
y sospechosos suele llevarles a equivocarse garrafalmente
en cuanto a lo que la gente a su alrededor en realidad siente
acerca de su conducta. Así lo demuestra el mensaje
electrónico enviado a amigos por uno de los sospechosos
en el caso de violación en la Universidad de Duke
- después de haber ocurrido la supuesta violación.
A quien interese,
he decidido
que mañana en la noche, después de 'El show
de esta noche', voy a llevar a unas bailarinas exóticas
a edens 2c. todos son bienvenidos. sin embargo, no habrá
desnudez. he planeado matar a las perras tan pronto como
lleguen y proceder a despellejarlas mientras eyaculo en
mi spándex marca duke. todos los que se apunten,
además de arch y tack, por favor respondan.
Más allá
del increíble y flagrante deseo del sospechoso de
difundir este tipo de odio en un mensaje electrónico,
cabe destacar que uno de los amigos que él asumió
que compartiría la emoción, claramente no
lo hizo y entregó el mensaje a la policía.
Algo más
que se debe tener en mente es que, en los casos de violencia
contra las mujeres, la víctima y el perpetrador casi
siempre comparten un mismo círculo social. Una víctima
podría pensar que muchas personas de ese círculo
están del lado del perpetrador, cuando en realidad
sólo parece ser así porque ellas mismas sienten
un gran temor de pronunciarse. Pero una vez que el caso
criminal ha sido abierto, algunas podrían sentirse
lo suficientemente fuertes y ayudar - como ocurrió
en el caso de violación en la Universidad de Duke.
Naturalmente,
todo intento de explorar entre colaboradores/as del perpetrador
para obtener nuevos/as testigos/as y pistas requiere de
una gran cautela, ya que cualquier error al acercarte a
esas personas podría fácilmente llegar a oídos
de él, lo cual tendría consecuencias negativas
para la víctima. De modo que, una vez que tú
y ella hayan identificado a una persona cercana al agresor
a quien te interese hablarle, sería mejor intentar
conseguir que un/a agente de la policía o un/a investigador/a
de la Oficina del Fiscal de Distrito haga la exploración,
si esto fuera posible.
Registros
públicos y documentos vedados al público:
Los registros de la corte, como las órdenes de
restricción, los antecedentes penales y los reportes
de libertad condicional, pueden proporcionarte todo tipo
de información y pistas valiosas. Es posible que
otra persona totalmente desconocida para la víctima
tenga una orden de restricción contra el perpetrador
y problemas recurrentes con éste. O el hecho de saber
de la existencia de la orden de restricción ahora
convierte en un crimen que el perpetrador posea un arma.
Los registros públicos también pueden orientarte
hacia otras agencias e investigadores/as policiales que
podrían haber intentado, sin éxito, atrapar
al perpetrador en el pasado y poseen una riqueza de información
en sus archivos (ver dos párrafos más adelante).
Los registros
que no son de dominio público, como los reportes
de incidentes violentos en el lugar de trabajo o la escuela
de la persona, usualmente no están disponibles a
las víctimas. Pero cuando empleadores/as, docentes
o colaboradores/as de negocios llegan a saber que existe
un caso criminal abierto contra el perpetrador, esto suele
darles la valentía adicional necesaria para facilitar
todo tipo de documentos e información que antes no
sentían que haría alguna diferencia revelar.
Y no olvides
los historiales médicos. Aun si la víctima
no le dijo a su proveedor de cuidados de salud la verdad
sobre un ataque, las notas de los proveedores pueden ser
sumamente valiosas.
Agentes anteriormente
interesados/as: Estos/as agentes, que en el pasado podrían
haber intentado atrapar al perpetrador pero no tuvieron
éxito, suelen contar con una abundancia de información
y pistas que pueden vincularse al caso actual o fortalecerlo
en múltiples maneras. Por lo general se mostrarán
renuentes a brindarte la información directamente,
pero si les llamas para avisarles que el caso está
abierto, a menudo estarán anuentes a tomar el teléfono
y trasladarle la información al investigador/a o
asistente del fiscal de distrito a cargo del presente caso.
Trucos y trampas:
Éstos no tienen por qué ser complicados.
Se trata de cosas sencillas como asegurar que la víctima
tenga un sistema confiable de grabación de mensajes
telefónicos y que no responda el teléfono
cuando éste suena, a fin de poder captar en la cinta
las amenazas del perpetrador. En muchos estados, incluyendo
California, es legal que cualquier persona grabe secretamente
una conversación no electrónica; es decir,
como en una conversación personal. También
en muchos estados, California incluida, es legal que alguien
grabe en secreto conversaciones telefónicas cuando
está tratando de recabar pruebas de un crimen o de
la violación de una orden de restricción.
Recuerda: ¡la seguridad ante todo!
Pruebas materiales:
Dejamos casi de último las pruebas materiales
pues éstas suelen ser lo primero en que la gente
piensa al considerar qué se necesita para probar
un caso criminal. En todo, desde los medios de comunicación
hasta los misterios de asesinatos, es usual que se destaquen
los brillantes descubrimientos de pruebas materiales, mientras
que se ignoran las habilidades de contactar personas y comunicarse
con ellas, pese a que estas destrezas humanas son igualmente
críticas para producir pruebas.
Naturalmente,
es importante no pasarse al polo opuesto y olvidar las pruebas
materiales: muebles rotos, fotografías, abolladuras
en la pared, manchas de césped, cables telefónicos
cortados y neumáticos acuchillados, la infinita gama
de posibilidades que requieren de una mente abierta y hambrienta
para encontrarlas todas.
Coincidencias
y divergencias entre lesiones y declaraciones: Es interesante
observar que, en los casos de violencia contra las mujeres,
uno de los elementos más probatorios y, sin embargo,
investigados deficientemente, se encuentra en la combinación
de las lesiones que constituyen pruebas materiales y de
las declaraciones de la víctima y el perpetrador.
En primer lugar debe haber una minuciosa y fiel descripción
de las lesiones de la víctima y del perpetrador.
Luego tiene que haber declaraciones detalladas, tanto de
ella como de él, que describan la coreografía
exacta del ataque. La razón por la que esto funciona
tan bien para separar los hechos de la ficción es
que resulta muy difícil fabricar una detallada historia
ficticia que concuerde de manera precisa con las lesiones.
No sólo
los/as agentes a menudo fallan en obtener los detalles que
se requieren para sacar a luz las mentiras, sino además
muchas veces la policía y el/la fiscal que revisa
el reporte ni siquiera se percatan de las pequeñas
contradicciones y grietas entre el relato del perpetrador
y las descripciones de lesiones que están ahí
mismo en su reporte. Con tan sólo revisar en forma
minuciosa el reporte policial, por lo general las víctimas
y sus defensoras/es pueden descubrir nuevas pruebas de este
tipo que apuntan directamente a las mentiras en la historia
que cuenta el perpetrador.
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Se
autoriza copiar y distribuir esta información siempre y
cuando el crédito y el texto se mantengan intactos.
Reservados © todos los derechos, Marie De Santis,
Women's Justice Center,
www.justicewomen.com
rdjustice@monitor.net
Traduccion por Laura E. Asturias / Guatemala
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