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Crítica a la VAWA
Un memorial legal poco conocido hace
surcos en terreno sagrado

Desde que la Ley sobre Violencia contra las Mujeres (VAWA, por sus siglas en inglés) fue aprobada en Estados Unidos en 1994, defensoras de las mujeres se han manifestado una y otra vez para asegurar que ésta continúe autorizada y financiada. El continuo torrente de amenazas contra la Ley por grupos de hombres antagonistas ha dejado a las defensoras con pocos deseos de cuestionar si la VAWA realmente está cumpliendo lo que se necesita para poner fin a la violencia y que las mujeres obtengan justicia. Pero un memorial legal poco difundido al que tuvimos acceso recientemente deja al descubierto las fallas de la VAWA e indica que hacer una crítica minuciosa de esta Ley podría ser una de las medidas más importantes que deberíamos tomar para avanzar en la lucha.

El memorial legal, firmado por una docena de académicas de diversos lugares de Estados Unidos dedicadas al tema de violencia doméstica y presentado en 2007 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, asevera enfáticamente que la VAWA no sólo no está protegiendo a las mujeres sino además ello se debe a fallas fundamentales en la estructura y administración de esta Ley. “La VAWA es un remedio limitado”, afirma el documento, “que no protege a las mujeres y es insuficiente para asegurar que Estados Unidos cumpla sus obligaciones de derechos humanos conforme al derecho internacional”. En virtud de varios tratados de derechos humanos, Estados Unidos (al igual que otros países) tiene la obligación de prevenir, investigar, procesar y castigar la violencia por motivos de género.

Al resumir su análisis, el memorial afirma que la VAWA “no logra cuatro cuestiones cruciales: 1) no proporciona ningún remedio directo cuando abusadores o agentes de policía violan los derechos de las víctimas, 2) no exige la participación de todos los estados ni supervisa sus progresos, 3) no financia plena o adecuadamente todos los servicios que se necesitan, y 4) no exige a los estados que promulguen o fortalezcan legislación en torno a órdenes de protección civil o los derechos de las víctimas de violencia doméstica a vivienda.

(El texto completo de memorial está disponible, en inglés, en: http://www.law.columbia.edu/null/download?
&exclusive=filemgr.download&file_id=15677
)

VAWA: “primordialmente una fuente de subsidios” que no ha reducido la violencia doméstica

El memorial describe la VAWA como “primordialmente una fuente de subsidios” con condiciones que no son vinculantes, participación voluntaria, cumplimiento que no es supervisado y básicamente ningún mandato. Además, el financiamiento es ínfimo. Según el memorial, en 2007 el promedio total de subsidios de la VAWA para estados individuales fue de 4.5 millones de dólares. Esto es menos que el costo de un ala de un avión de combate y es lo que se le asigna a cada estado para combatir la violencia contra las mujeres.

Si lo medular de este memorial es correcto, a pesar de los servicios que la VAWA ha brindado a decenas de millares de mujeres, el mensaje que esta Ley transmite a la policía y otros funcionarios públicos en todo Estados Unidos es desastroso: “Ustedes pueden prevenir, investigar y castigar la violencia contra las mujeres – si así lo desean. Pero si prefirieran no hacerlo, no se preocupen. La VAWA no les ordena que hagan algo. Y si esto les molesta a las mujeres, tengan la certeza de que la VAWA y los tribunales también se han asegurado de que no haya una sola cosa que las mujeres puedan hacer para exigir que ustedes rindan cuentas’.

Lo más perturbador: el memorial señala que desde 1994, cuando la VAWA fue aprobada, hasta 2007, año en que el memorial fue presentado, la VAWA no ha reducido la violencia doméstica en Estados Unidos, pese a que el gobierno afirma lo contrario. Tal como el documento asevera: “Desde la aprobación de la VAWA, las tasas de violencia doméstica no han disminuido en proporción a otros crímenes violentos”.

El caso Jessica Gonzales vs. Estados Unidos de América

Este decidido memorial legal sobre la VAWA fue presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para apoyar el caso de Jessica Ruth Gonzales vs. Estados Unidos de América. Gonzales había apelado ante la Comisión después de que la Corte Suprema de Estados Unidos le negó en 2005 el derecho a demandar al Departamento de Policía de Castle Rock, Colorado, por rehusarse a actuar cuando su abusivo esposo violó la orden de restricción que ella había obtenido.

Un día después de que la policía se negó a responder a los pedidos de ayuda de Gonzales, las tres hijas de ella fueron halladas muertas en el baúl del automóvil de su esposo. En ese tiempo, Colorado tenía una ley estatal que le ordenaba a la policía efectuar un arresto por violaciones de órdenes de restricción en casos de violencia doméstica. Sin embargo, la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó que la policía no tenía obligación de proteger y que la discrecionalidad de la policía para manejar estos crímenes como le plazca tiene preeminencia sobre la ley estatal. Es un dictamen devastador que ha dejado a Gonzales y a todas las mujeres estadounidenses sin remedio alguno cuando la policía se rehúsa a hacer valer las leyes sobre violencia contra las mujeres.

Aún no ha habido una decisión respecto a la histórica apelación de Gonzales ante la CIDH. Se pueden seguir los progresos del caso en: http://www.law.columbia.edu/human-rights-institute/initiatives/interamerican/gonzales. y un resumen está disponible en: www.law.cornell.edu/supct/html/04-278.ZS.html (ambos sitios en inglés). Acá nos centramos en el análisis de las fallas de la VAWA y en las numerosas preguntas a que éste da lugar.

¡El movimiento debe volver a moverse!

La aprobación de la VAWA en 1994 marcó un hito en la lucha por combatir la violencia contra las mujeres. Fue la primera vez que nuestro país abordó el problema a escala nacional.

Pero eso fue hace 18 largos años. Sin duda alguna, desde entonces la legislación de la VAWA ha tenido algunos cambios positivos, aunque menores. Pero las profundas deficiencias de la Ley que se describen en este memorial no han sido corregidas. La VAWA aún no ordena que ningún funcionario en ninguna parte haga algo para combatir la violencia contra las mujeres. No ofrece remedio alguno para exigir cuentas a los funcionarios que no responden y, tal como lo afirman este memorial y análisis más recientes, la VAWA no ha reducido la violencia contra las mujeres.

Quizás aun peor es que estas fallas fundamentales en la VAWA ni siquiera son un asunto de discusión, debate o protesta entre activistas de primera línea que defienden a las mujeres. Es crucial que esa discusión inicie para poder avanzar en la erradicación de la violencia contra las mujeres.

Hay algo que la VAWA sí ordena y podría explicar, en parte, por qué este panorama está tan empantanado.

El vínculo que ata

La VAWA requiere que los alberges de mujeres y los centros para atención de crisis por violación que reciben fondos según esta Ley demuestren su cooperación con las agencias policiales de la localidad.

Estados individuales que administran los subsidios de la VAWA han implementado este requisito en diversas maneras. Pero típicamente los albergues de mujeres y los centros para atención de crisis por violación que buscan fondos deben obtener acuerdos operativos firmados con las agencias policiales de su localidad. Esto ha otorgado poder de veto a la policía respecto a la supervivencia de los centros que atienden casos de violencia contra las mujeres, un poder controlador que la policía no ha vacilado en utilizar.

En ocasiones calladamente haciendo que administradoras de los centros para atención de crisis dominen o eliminen a defensoras ‘agresivas’, u otras veces rehusándose abruptamente a firmar los acuerdos, las agencias policiales y las fiscalías, con la bendición e instrumentación de la VAWA, han sido capaces de moldear a su gusto el movimiento por la erradicación de la violencia contra las mujeres. Ese movimiento, otrora vibrante y activista, ha sido reducido a la amortiguada tarea de proporcionar servicios y silenciar las voces de las mujeres. Es una erosión en las últimas dos décadas que ha sido notada por numerosas personas observadoras del movimiento, y la VAWA podría ser una de las razones de ello.

Lluvia de ideas para hallar soluciones

En realidad no debería sorprendernos que la VAWA no ordene que los agentes actúen para prevenir, investigar o castigar la violencia contra las mujeres. Si lo hubiera mandado – si ordenara capacitación para la policía, por ejemplo, o que policías y fiscales actúen, o más osadamente, si la VAWA hubiese creado un remedio que permitiera a las mujeres demandar a las fuerzas de la ley y el orden por no actuar – es probable que esta Ley no habría sido aprobada. El patriarcado no va a entregarles las semillas de su desaparición a las mujeres.

También es posible que quienes formularon la VAWA subestimaron por completo las fuerzas patriarcales que promueven la violencia por motivos de género y en realidad creyeron que los agentes cumplirían la Ley voluntariamente.

Lo que importa es que ahora la VAWA sea entendida como sólo un primer paso y no una panacea. A partir de ese entendimiento, tres cosas parecen esenciales:

  1. ¡Abrir el debate y pensar en soluciones! Ya sea que al final se decida que la propia VAWA debería ser enmendada o que debe promulgarse nueva legislación dejando la VAWA como una fuente de financiamiento, algo parece claro: el movimiento permanecerá estancado, y las tasas de violencia contra las mujeres seguirán siendo altas, a menos que activamente busquemos soluciones a las fallas fundamentales de la VAWA.

  2. Crear una defensa que sea independiente de los controles policiales. Tal como las cosas están ahora, las defensoras de las mujeres son la única fuerza que existe entre las víctimas cuyos derechos a la protección y la justicia son violados con demasiada frecuencia y los agentes que las están ignorando. El hecho de que el financiamiento para las defensoras está vinculado a la aprobación de la policía es un imposible conflicto de intereses. Una solución podría ser eliminar el requisito de ‘cooperación’ de los subsidios. Otra sería crear centros de defensa independientes.

  3. Cerrar la brecha entre las académicas dedicadas al tema de la violencia contra las mujeres y las defensoras de primera línea. Es trágico que este memorial legal y otros análisis académicos de la violencia contra las mujeres estén tan herméticamente sellados en la torre de marfil, como también que las experiencias y frustraciones del frente no lleguen a alimentar el molino. Quienes estamos en el frente no tenemos tiempo para imbuirnos en las complejidades de un mamotreto jurídico como la VAWA. Y las académicas no parecen comprender la urgencia de difundir sus hallazgos para que se puedan encontrar soluciones.

Las mujeres hemos cifrado nuestras esperanzas en la VAWA por demasiado tiempo. Es hora de que unamos fuerzas, pensemos en soluciones y hagamos que el movimiento vuelva a moverse.

 

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Traduccion por Laura E. Asturias / Guatemala

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