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Mujeres en la policía

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Más sexismo que nunca en el
Departamento de Policía del
condado de Sonoma

Situación general

..............Hombres de la policía que abiertamente se jactan de haber sacado a mujeres del Departamento; hombres de la policía que se ufanan de haberles dado la espalda a víctimas de violencia doméstica; incesantes represalias contra mujeres agentes que reportan hostigamiento; protección y promoción para los perpetradores por parte del Departamento; políticas escritas vengativas dirigidas a las mujeres; incapacidad de apoyar los llamados de ayuda de las agentes policiales; besuqueos e intimidades indeseados de agentes hombres..............

..............De un total de 243 agentes de las fuerzas de seguridad juramentados en el Departamento, sólo 13 son mujeres: un magro 6 por ciento, menos de la mitad del promedio nacional de 13 por ciento de mujeres agentes juramentadas en un Departamento de tamaño comparable. Más aún, no hay una sola mujer que ocupe un cargo de alto nivel en el Departamento.

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Ésta es apenas una fracción de las acusaciones en la más reciente demanda legal por discriminación sexual contra el Departamento de Policía del condado de Sonoma, presentada el 23 de marzo del 2005 en la corte federal por Lauren Ferrara, una agente que renunció hace poco, y la sargenta de correcciones Robin Smith.

Además del alguacil Bill Cogbill, la demanda nombra como acusados a más de una docena de asistentes del alguacil, capitanes, tenientes y sargentos, muchos de los cuales son ofensores reincidentes señalados como perpetradores en casos anteriores de discriminación sexual. Promovidos a lo largo de los años, en vez de haber sido despedidos, estos ofensores de carrera ahora ocupan una buena parte de los cargos de alto nivel en el Departamento.

Esta nueva demanda surge apenas tres meses después de que las 13 agentes del Departamento firmaran conjuntamente una carta de 14 páginas en la que protestaban y le hacían al alguacil Cogbill un llamado a forjar cambios. Ellas decidieron enviar la carta luego de haber agotado otros remedios para corregir el "sexista" y "horrendo" ambiente de trabajo que ahí describen.

Juntas, la demanda y la carta dibujan un perturbador panorama de un Departamento malhechor, galvanizado en torno a hostilidades contra las mujeres, desde el más alto nivel hacia abajo. Adicionalmente recogen una década de incapacidad, por parte del Departamento, de corregir su arcaico desdén hacia las mujeres, a pesar de la constante presión de grupos de derechos de las mujeres para que lo hiciera, como también pese a numerosas advertencias provenientes de funcionarios estatales y nacionales.

Vale la pena repetir que de un total de 243 agentes de las fuerzas de seguridad juramentados en el Departamento, sólo 13 son mujeres: apenas un 6 por ciento, cifra que dista mucho del promedio nacional de 13 por ciento de mujeres agentes juramentadas en un Departamento de tamaño comparable. Más aún, en el Departamento de Policía del condado de Sonoma no hay una sola mujer ocupando un puesto de alto nivel.

Una década de vergüenza

En los últimos 10 años, el mismo Departamento de Policía ya ha pagado más de $1.25 millones en por lo menos otras 10 demandas por discriminación sexual. La mayoría de éstas fue presentada por mujeres agentes. En el caso más conocido, en junio del 2002, a ese Departamento se le ordenó pagar $1 millón a los hijos de Teresa Macías, víctima muerta por violencia doméstica, debido a la indiferencia sexista y racista de la institución hacia las más de 22 llamadas que ella hizo para pedir ayuda.

Durante estos mismos 10 años ha habido esfuerzos constantes de grupos de mujeres, y numerosas advertencias por funcionarios de la justicia, para desbaratar el virulento monopolio masculino que se ha apoderado del Departamento. A pesar de las peticiones, de una gran cantidad de manifestaciones, dos investigaciones del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, un informe del fiscal general y otros informes de grandes jurados y comisiones, el Departamento de Policía del condado de Sonoma termina estos 10 años más afianzado en su cavernícola dominio masculino que al inicio de la década.

Las aspiraciones de las mujeres dentro del Departamento permanecen truncadas. A muchas oficiales de la más alta calidad se les ahuyenta de ahí. Otras, para empezar, nunca son contratadas. Las mujeres víctimas de crímenes que llaman al Departamento para pedir ayuda continúan recibiendo respuestas peligrosas y desdeñosas. Y la seguridad comunitaria se ve comprometida, privada de los numerosos beneficios probados y esenciales que las mujeres pueden llevar al trabajo policial.

Tres décadas de investigación sobre mujeres en las fuerzas de seguridad son irrefutables. Las mujeres tienen un estilo de ejercicio policial que recurre más a la comunicación y menos al uso de la fuerza. Acerca de las agentes hay muchas menos quejas de uso excesivo de fuerza y otras conductas inapropiadas que de sus contrapartes hombres. Ellas son excelentes en mitigar situaciones violentas y volátiles, llevar a cabo metas policiales comunitarias y fomentar la cooperación y confianza en la comunidad. Tratan con más seriedad la violencia contra mujeres, niñas y niños, crímenes que representan más de una tercera parte de todas las llamadas a la policía. Al mismo tiempo, las investigaciones muestran que las agentes tienen tanta capacidad y disposición como los hombres policías a usar la fuerza cuando ésta es necesaria.

La plena integración de las mujeres en las fuerzas de seguridad es el esencial y mejor remedio para mejorar el ejercicio policial y reparar las fallas que durante décadas han abundado en este ámbito.

Aspectos generales de la investigación sobre mujeres en la policía:
http://www.womenandpolicing.org/pdf/NewAdvantagesReport.pdf

Recruiting and Retaining Women:
A Self Assessment Guide for Law Enforcement
(Reclutando y reteniendo mujeres: Guía de auto-evaluación para las fuerzas de seguridad):
http://www.womenandpolicing.org/sag.asp

Publicaciones adicionales (en inglés) sobre mujeres en la policía:
http://www.womenandpolicing.org/publications.asp
http://www.justicewomen.com/police_index_sp.html

El inmenso daño ocasionado
a todas las personas

Como comunidad invertimos cuantiosos recursos e investimos de exclusivos poderes gubernamentales al Departamento del Alguacil. Permitir que hombres supremacistas y desafiantes controlen estos poderes y recursos provoca un daño inmensurable a la comunidad. He aquí apenas algunos puntos a considerar:

  • Es imposible detener la violencia contra las mujeres cuando tantas de las autoridades responsables de atenderla tienen en buena medida la misma mentalidad que los perpetradores. Si los hombres del Departamento del Alguacil ni siquiera pueden trabajar con sus colegas mujeres, ¡es de imaginar lo que les sucede a las mujeres vulnerables que llaman a ese departamento para pedir ayuda!

  • La interminable cadena de otros abusos de poder por el Departamento del Alguacil - uso excesivo de fuerza letal, las muertes y demandas legales subsiguientes, las muertes en prisión, escándalos pornográficos, discriminación racial, perjurio por parte de expertos forenses, ejercicios de capacitación con la pistola contra la cabeza - deja profundas cicatrices en la confianza de la comunidad, además del daño directo a las víctimas inmediatas. Más recientemente, el otoño pasado, esto se ha evidenciado en la protesta e indignación de más de 200 personas latinas de Windsor contra las abusivas tácticas del Departamento. Estos enormes abusos de poder fluyen inevitablemente desde la planilla de hombres arrogantes, supremacistas y de difícil aprendizaje que llenan los niveles más altos del Departamento.

  • El Departamento del Alguacil del Condado de Sonoma es la agencia de policía más grande en este condado. Es responsable de todo el trabajo policial no sólo en áreas no incorporadas, sino también en los pueblos de Windsor y Sonoma. Además de ello, el tiene el control exclusivo del manejo de la cárcel del condado, como también de la oficina forense y sus cruciales funciones en todo el condado.

  • Agentes del Departamento del Alguacil detentan muchos puestos de alto nivel y de docencia en la Academia de Policía del Junior College de Santa Rosa (SRJC), incluido el cargo de dirección de la Academia nocturna. En el año 2000, bajo la dirección del sub-alguacil Peter Hardy, cinco mujeres cadetes, de un total de ocho, se vieron obligadas a dejar la Academia debido a acoso sexual que sufrían y que había sido reportado en repetidas ocasiones a Hardy y otros agentes del Departamento. Todos ellos apoyaron al cadete perpetrador y le permitieron graduarse, al igual que permitieron que las carreras de las mujeres quedaran destrozadas. (Ver Hostigamiento Sexual en la Academia de Policia de SRJC )

Remedios iniciales necesarios

1. Es necesario apoyar a las trabajadoras del Departamento del Alguacil. Además de describir el desastroso entorno para las mujeres dentro del Departamento, la carta de 14 páginas de las agentes policiales exige una serie de cambios específicos que son urgentes en éste. Solicitamos a toda la gente que por favor lea esa carta para poder apoyar mejor las demandas de ellas. ( http://www.justicewomen.com/cc_letter_to_department.pdf )

Una exigencia clave de las demandantes que debería ser cumplida de inmediato es que se contrate a un/a consultor/a o especialista externo/a para "cerrar la brecha" entre las agentes y el Departamento.

En vista de ello, un primer paso imperativo a fin de componer el Departamento del Alguacil es que la gente llame o escriba a la Junta de Supervisores del Condado de Sonoma e insista en que esta exigencia de las agentes para que llegue un/a consultor/a o especialista externo/a sea cumplida inmediatamente. Teléfono de la Junta de Supervisores: 565-2241

A continuación, otras urgentes sugerencias para la comunidad, orientadas a transformar nuestro Departamento del Alguacil.

2. Se requiere de un comité de vigilancia - del tipo pit bull - independiente y a largo plazo, cuyo único enfoque sea erradicar la discriminación sexual en el empleo en el Departamento del Alguacil. Este comité debe monitorear la contratación, retención, promoción, políticas escritas y otros asuntos relacionados con las trabajadoras. Ello es particularmente crítico conforme el Departamento entra a una fase de contratación acelerada.

Es probable que el principal error en el pasado, ya sea de grupos locales o de oficiales de la justicia, haya sido creer sin reservas las promesas del Departamento del Alguacil en cuanto a que las correcciones serían implementadas. Ahora es claro que el Departamento hace esas promesas sólo para mantener alejada la vigilancia pública y así poder continuar su desdeño hacia las mujeres con toda impunidad. Es esencial un monitoreo constante, permanente e independiente a fin de erradicar la discriminación.

3. Muchas cabezas deben rodar. No habrá manera en que los cambios necesarios puedan ocurrir si no se retira a los abusadores que controlan los altos niveles del Departamento. Sin importar cuáles correcciones sean de hecho implementadas, si los abusadores permanecen en esos niveles van a sabotear los cambios. La carta de las agentes al alguacil Cogbill, el registro de las demandas legales y la experiencia de la comunidad con el Departamento apuntan a la misma conclusión. Los peores perpetradores se han promovido unos a otros durante años y han consolidado sus tácticas abusivas en las políticas. ¡Deben irse ya mismo!

He aquí un solo ejemplo: En 1997, Ann Duckette, agente veterana y muy respetada detective de crímenes violentos, dejó repentinamente el Departamento y presentó una queja por discriminación sexual. Ella aseguraba que los detectives hombres de la prestigiosa unidad de crímenes violentos simplemente la habían "congelado". No se comunicaban con ella y de manera activa la saboteaban ocultando y obstruyendo las evidencias en múltiples casos de felonías de crímenes violentos, inclusive en uno de asesinato.

Por lo menos cuatro de los detectives hombres en esa unidad han sido promovidos desde entonces y al menos cuatro de ellos son nombrados en la actual demanda legal.

4. Las mujeres, tanto las que ya están en el Departamento como otras de afuera, deben ocupar los cargos más altos en éste. Tratar de corregir la discriminación contratando mujeres para los cargos de menor nivel mientras que sólo hombres permanecen en los puestos más altos, únicamente preparará de nuevo el escenario para un resurgimiento de la supremacía masculina. Además de promoverlas desde adentro, mujeres de alto nivel de otros departamentos deben ser contratadas.

La vieja renuencia de los niveles más altos para mezclarse con el resto del mundo sólo ha exacerbado las cerradas mentalidades que abundan en nuestras agencias locales.

5. A los oficiales de alto nivel de nuestro Departamento del Alguacil no se les puede creer. No poder confiar en las personas a quienes les hemos encomendado el poder es un dilema intolerable para la gente de la comunidad. Pero la trayectoria es clara. Demasiados de los hombres que ocupan los cargos de alto nivel del Departamento constantemente han mentido y engañado al público en momentos críticos: le han mentido a la prensa, han mentido en declaraciones judiciales, han mentido a oficiales de la justicia, han mentido en sus reportes y frente a las cámaras.

Éste es el ejemplo más reciente. En una respuesta del 23 de marzo a la demanda legal de las agentes, el Departamento del Alguacil emitió un comunicado de prensa en el que enumeraba las cosas que asegura haber hecho en relación con las exigencias de ellas. Sin embargo, según el texto de la demanda y otras fuentes, ninguna de esas exigencias había obtenido una respuesta hasta esa fecha.

A fin de que los problemas puedan ser solucionados, es esencial que el público no crea al pie de la letra lo que el Departamento dice.

6. Es necesario buscar los hechos más allá de la prensa local. Una parte de la razón por la que el público les cree a los oficiales del Departamento es que la prensa local sirve más como una rama de relaciones públicas para éste que como observador crítico y objetivo. A lo largo de los años, ese tipo de periodismo servil ha impedido que la comunidad se percate de la gravedad de los problemas.

El ejemplo más reciente: Ninguno de los dos artículos publicados por el diario Press Democrat acerca de la actual demanda legal reportó las estadísticas alarmantemente bajas del Departamento referidas a la presencia de mujeres agentes en éste. Esa información no fue divulgada a pesar de que las cifras estaban fácilmente disponibles, podían ser verificadas sin problema y eran sumamente significativas para la historia. En contraste, el diario The San Francisco Chronicle colocó tales estadísticas de manera prominente en su artículo.

Adicionalmente, ninguno de los artículos del Press Democrat señaló que las 13 agentes que firmaron la carta trabajaban todas en el Departamento y que eran las únicas agentes mujeres allí. Las cifras en esta situación son la información sólida e irrefutable que el público necesita para comprender cuán serio es el problema. ¡Cuando las 13 agentes firman conjuntamente una carta de 14 páginas, nosotras/os, el público, debemos sentirnos alarmadas/os!

NOTA: Una diferencia clave entre el Departamento del Alguacil y otras agencias policiales es que el primero tiene dos funciones distintas y separadas - una de ellas es la aplicación de la ley y la otra es el manejo de la cárcel del condado. Los agentes del Departamento son diputados. Tienen el poder para arrestar, así como otros poderes relacionados con la aplicación de la ley. Sin embargo, los oficiales de correcciones de la cárcel carecen de estos poderes. Los agentes de las fuerzas de seguridad y los oficiales de correcciones no son rotados de un lado al otro del Departamento.

Existe un porcentaje significativo de mujeres oficiales de correcciones. Pero según las propias cifras de diciembre del 2004 del Departamento, en la parte de las fuerzas de seguridad sólo el 6 por ciento - es decir, 13 de un total de 243 agentes - está conformado por mujeres. Fueron estas 13 agentes quienes escribieron y firmaron la carta enviada al alguacil Cogbill.

Aunque existe un ambiente hostil contra las mujeres en todo el Departamento del Alguacil, es claro que la parte de las fuerzas de seguridad va más allá de la hostilidad al patrón de mantener marginadas a las mujeres y, de hecho, empujarlas hacia afuera.

Es importante comprender esta diferencia porque los oficiales del Departamento a menudo intentan engañar al público acerca de la falta de mujeres en la parte de las fuerzas de seguridad, presentando estadísticas en una suma total. Es decir, al agregar oficiales de correcciones y agentes policiales en una sola cifra, la virtual inexistencia de mujeres en las fuerzas de seguridad se vuelve invisible.

NOTA 2: Tristemente, desde que fue escrita la carta de diciembre del 2004, una más de las agentes ha dejado el Departamento, por lo que ahora hay sólo 12. Cheryl Mayhew era una agente veterana de las fuerzas de seguridad y detective de la unidad de violencia doméstica y sexual.


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Traduccion por Laura E. Asturias / Guatemala

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