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Mujeres en la policía

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Hostigamiento Sexual en la Academia de
Policia de SRJC

17 de marzo del 2001

Sr. Robert Agrella, Presidente
Santa Rosa Junior College
Santa Rosa, CA

Estimado señor Agrella,

Le escribimos con la intención de expresar nuestras preocupaciones en el sentido de que, durante el año pasado, meses de acoso sexual sin control en la Academia de Policía del SRJC han tenido como resultado la pérdida de cinco prometedoras cadetes de la academia nocturna.

Nos preocupa en particular el que, según varias cadetes, este acoso ocurrió durante meses y el director de la academia nocturna, el comisionado Peter Hardy, en repetidas ocasiones ignoró o minimizó los reportes de acoso de las cadetes. De hecho, según las cadetes, el comisionado Hardy protegió al perpetrador a costa de ellas y permitió que éste se graduara en diciembre. El perpetrador es hoy día elegible para convertirse en oficial de policía en California. Las carreras de las cadetes se han perdido para la comunidad.

También le escribimos para sugerir que esta situación le presenta a usted la oportunidad única de ayudar a corregir lo que ha sido, a lo largo del condado, el intratable problema de la incapacidad de nuestro departamento de policía para retener a las mujeres oficiales.

Tal como la entendemos, la situación en la academia el año pasado era la siguiente: en la academia nocturna de policía en el año 2000 había un cadete que durante meses acosó sexualmente a las mujeres en la clase hasta que ellas se retiraron alrededor de la mitad del curso. En ocasiones, el acoso sexual escaló a ofensas sexuales criminales y amenazas criminales. Varias personas, cadetes mujeres y hombres, reportaron y confirmaron esos acosos al director de la academia nocturna, Peter Hardy. En lugar de actuar sobre la base de las evidencias que le fueron presentadas, Hardy permitió que el acoso continuara aun cuando las cadetes, una tras otra, empezaron a retirarse de la clase.

En mayo del 2000, justo antes de la mitad del curso de un año de la academia nocturna, había un total de 25 cadetes en la clase: ocho mujeres (dos de ellas pertenecientes a minorías étnicas) y 17 hombres. La principal víctima del acoso fue una de las mujeres pertenecientes a una minoría étnica.

Al momento de la graduación, en diciembre del 2000, había un total de 18 estudiantes graduandos, de quienes solamente tres eran mujeres y 15 eran hombres. Cinco de las mujeres se habían retirado de la clase, incluidas las dos pertenecientes a minorías étnicas. Uno de los dos hombres que abandonó el programa fue también víctima de acoso sexual por parte del cadete perpetrador. Este hombre víctima también había reportado el acoso a Hardy, y luego trató de reportarlo una vez más a Hardy cuando el cadete perpetrador se vengó de él por haberlo reportado la primera vez. De acuerdo con este cadete, al intentar contarle a Hardy acerca de esas represalias, Hardy dijo que no quería saber nada del asunto. El otro cadete que también abandonó la clase era uno de los tres hombres pertenecientes a minorías étnicas.

El cadete perpetrador se graduó con el pleno conocimiento del comisionado Hardy acerca de sus ofensas, tal como le fue confirmado, atestiguado y reportado a él por varias/os cadetes. Según las declaraciones que varias/os cadetes nos presentaron, el comisionado Hardy estaba plenamente en su derecho y tenía la obligación de expulsar al perpetrador y salvar las carreras de las/los demás cadetes.

Hay otros oficiales en posiciones de entrenamiento en la academia que pueden proporcionarle los detalles de esta situación. Son ellos los comisionados Don Fisher y Tom Spencer y el oficial Todd Hart.

Esta situación es repulsiva, señor Agrella, particularmente a la luz de la terrible trayectoria de nuestros departamentos de policía locales en relación con la contratación y retención de mujeres oficiales durante los últimos años. A continuación exponemos apenas algunos indicadores del problema:

  • · El promedio nacional de mujeres oficiales juramentadas en las fuerzas policiales es de 14%. El porcentaje de mujeres juramentadas dentro de la totalidad de la policía en el condado de Sonoma es menor de la mitad del promedio nacional.
  • · En los últimos cuatro años, por lo menos 10 mujeres oficiales juramentadas se han retirado del Departamento de Policía de Santa Rosa. Cinco de ellas nos han relatado que lo abandonaron debido al hostil ambiente laboral contra las mujeres en ese departamento. El Departamento de Policía de Santa Rosa nunca ha tenido mujer alguna en un cargo de alto nivel, ni siquiera una mujer sargento. Hasta el 4 de agosto del 2000, el Departamento de Policía de Santa Rosa tenía solamente 13 mujeres oficiales juramentadas (7%) de un total de 173 agentes juramentados.
  • · En el mismo periodo, por lo menos 10 comisionadas y mujeres oficiales de correcciones del Departamento del Alguacil del Condado de Sonoma han presentado quejas y demandas relacionadas con acoso sexual. Hasta agosto del 2000, el Departamento del Alguacil tenía solamente 17 mujeres oficiales juramentadas (7%) de un total de 218 agentes juramentados.
  • · El Departamento de Policía de Sebastopol nunca ha tenido una mujer oficial juramentada hasta este año.
  • · Hace dos años, la policía de la Universidad Estatal de Sonoma pagó para descartar una demanda de acoso sexual presentada por una agente que fue sexualmente atacada por un superior y a quien otro le había ordenado falsificar un reporte de violencia doméstica de manera que éste favoreciera al individuo sospechoso.

Además de la profunda injusticia cometida contra las mujeres en estas situaciones, lo que resulta igualmente perturbador es el intolerable costo que ello les representa a nuestras comunidades. Dos décadas de investigación sobre mujeres policías son concluyentes. Las mujeres policías superan a los hombres agentes precisamente en muchas de las habilidades que son tan necesarias para corregir los problemas crónicos de los que nuestra policía está plagada. Los estudios muestran que las mujeres policías presentan tasas significativamente más bajas de uso excesivo de fuerza, manejan mejor los casos de violación y violencia doméstica y son excelentes para mitigar situaciones volátiles.

La oportunidad para usted, a la cual nos referimos anteriormente, es que este problema ha alcanzado su punto máximo en la academia de policía en la que usted tiene una autoridad única para intervenir. Hasta ahora, la corrección de los problemas de discriminación de género en nuestras agencias de aplicación de justicia ha recaído solamente en oficiales de policía. En su mayoría, nuestros oficiales de policía locales han demostrado ser incapaces de llevar a cabo los cambios internos necesarios para poner fin al dominio masculino en sus fuerzas.

Sin embargo, la academia de policía, aun cuando es administrada por comisionados de policía y del Alguacil, es un departamento del Santa Rosa Junior College y, como tal, cae en su jurisdicción. De hecho, según el Título IX de la Ley Federal de Derechos Civiles, el Santa Rosa Junior College está obligado a asegurar que en éste no exista acoso sexual. Estamos solicitando, en primer lugar, que usted se apegue a dicha obligación e investigue la respuesta del comisionado Hardy a las quejas relacionadas con acoso sexual. Y si, tal como las/los cadetes aseguran, el comisionado Hardy permitió que el acoso continuara y que el perpetrador se graduara, solicitamos que usted remueva inmediatamente a Hardy de su cargo como director de la academia nocturna.

En segundo lugar, le solicitamos tomar todas las medidas necesarias para corregir la discriminación de género que ha prevalecido en la academia de policía del SRJC durante años.

Atentamente,

Marie De Santis, Co-presidenta
Tanya Brannan, Co-presidenta
Kim Mercier, Co-presidenta

cc:
Sra. Kathleen Doyle, Junta Directiva del SRJC
Comunidades del Condado de Sonoma
 
Kenneth O'Brien, Director Ejecutivo,
California Police Officer Standards and Training
 
Penny Harrington, Directora, National Center for Women and Policing Sonoma County Law Enforcement Chiefs' Association

 

Se autoriza copiar y distribuir esta información siempre y cuando el crédito y el texto se mantengan intactos.
Reservados © todos los derechos, Marie De Santis,
Women's Justice Center,
www.justicewomen.com
rdjustice@monitor.net

Traduccion por Laura E. Asturias / Guatemala

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