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Cartas a autoridades

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Violencia contra las mujeres y responsabilidad policial en el DPSR

1 de enero del 2001
Alcalde de Santa Rosa, Concejo Municipal y la Comunidad
Centro de Justicia para Mujeres

Re: Violencia contra las mujeres y responsabilidad policial en el DPSR

El 24 de agosto del 2000 enviamos a la entonces alcaldesa Janet Condron y al Concejo Municipal de Santa Rosa una carta en la que describíamos siete casos de quejas de víctimas contra la policía de esta localidad por su mal manejo de casos de violaciones y violencia doméstica. Estas quejas surgieron entre mayo y agosto del 2000. En nuestra carta proporcionamos una serie de pistas acerca de testigos y evidencias físicas que respaldaban las quejas. También describimos la actitud defensiva y los encubrimientos que hemos observado en la policía en el último año y medio cuando hemos tratado de llevar un flujo constante de esas quejas de víctimas ante la atención de funcionarios del Departamento de Policía de Santa Rosa (DPSR).

Dada nuestra profunda insatisfacción con la respuesta de la policía a casos de quejas previas, nuestra carta del 24 de agosto solicitaba urgentemente al Concejo Municipal de Santa Rosa establecer una revisión independiente de los siete casos de quejas más recientes.

En los cuatro meses que han transcurrido desde nuestra carta del 24 de agosto y nuestra solicitud de una revisión independiente:

  • La alcaldesa Condron y el Concejo Municipal de Santa Rosa denegaron nuestra solicitud de una investigación independiente de los siete casos de quejas.
  • Por el contrario, la alcaldesa Condron y el Concejo Municipal solicitaron al jefe de policía convocar a una serie de reuniones con YMCA, Unidas/os contra la Violencia Sexual, el Centro Infantil de Redwood, representantes del Concejo Municipal de Santa Rosa y con nuestra organización, el Centro de Justicia para Mujeres.
  • En el curso de las tres reuniones sostenidas, la policía de Santa Rosa presentó un informe escrito de sus investigaciones de los siete casos de quejas. En ningún momento fueron cuestionados o revisados por el grupo los hallazgos del DPSR; asimismo, en ningún momento intentó alguno de los y las demás participantes inspeccionar las numerosas pistas de evidencias que proporcionamos en relación con estas quejas.
  • El único resultado sustancial de estas reuniones fue un plan para que el jefe Dunbaugh, del DPSR, convoque a dos grupos de trabajo: uno que se centre en traducción de idiomas y el otro para enfocarse en el control de calidad interno en el DPSR. Si bien éste es un comienzo, resulta por demás insuficiente para resolver un problema que requiere de una investigación mucho más amplia y profunda. Tampoco sirve siquiera para empezar a solucionar el monumental problema de que, si la policía de Santa Rosa dice que el sol sale en el oeste, entonces el Concejo Municipal, sin más, parece satisfecho con establecer un curso público basado en el hecho de que el sol sale en el oeste.
  • Más preocupante aún es que, en los cuatro meses transcurridos desde nuestra carta del 24 de agosto, hemos recibido ocho nuevas quejas de víctimas de violación y violencia doméstica acerca de la respuesta del DPSR a sus llamadas de ayuda.

Creemos firmemente que los problemas del DPSR en el manejo de los casos de violencia contra las mujeres, así como el problema del éxodo de las mujeres policías (diez desde julio de 1996), no podrán ser resueltos sino hasta que exista voluntad para analizarlos adecuadamente. El informe presentado por la policía acerca de los casos de quejas ilustra bien por qué resulta riesgoso que la comunidad confíe en la autoinvestigación, por parte de la policía, de cualquier evaluación de los problemas. Y por qué es cruel e injusto devolver las quejas de las víctimas a las manos de los mismos oficiales que, para empezar, les negaron justicia.

La siguiente es una crítica de apenas un ejemplo de caso de queja del informe policial. Seleccionamos la sección del informe relacionada con el caso #2 porque es la más corta y puede ser respondida plenamente con mayor rapidez. Sin embargo, los prejuicios, encubrimientos y engaños de la policía que se ilustran en este ejemplo permean a todo el informe policial.

La totalidad del informe de la investigación realizada por el DPSR acerca del manejo que el detective hizo del caso #2 se reduce a lo siguiente:

"El detective asignado al caso intentó comunicarse con la víctima por teléfono en la fecha en que fue asignado (un día después del reporte inicial). No consiguió respuesta. El detective contactó a la víctima aproximadamente una semana después. En esa fecha, la víctima se negó a participar en una entrevista a realizarse en el Centro Infantil de Redwood. Sí accedió a hablar con el detective por teléfono y se llevó a cabo una breve entrevista. La víctima le dijo al detective que ella ya no estaba viendo al sospechoso y que no sabía dónde vivía el sospechoso. Una mayor investigación condujo a que el detective identificara al sospechoso, lo entrevistara y obtuviera una orden de captura. El sospechoso fue arrestado y el 26 de septiembre del 2000 se declaró culpable de varios cargos de relación sexual ilícita".

Cualquier persona que lea este informe sentiría la certeza de que nada había sido omitido en el manejo que el detective hizo del caso. De hecho, el informe genera una cierta simpatía por el detective, quien habría tenido que lidiar con una víctima que, aparentemente, fue menos que cooperativa y que no sabía mucho. La realidad, sin embargo, y como a continuación se ilustra, es que el detective de la policía de Santa Rosa estaba descartando un serio caso de abuso sexual infantil, un caso que contaba con evidencias numerosas y fáciles de obtener, así como con una víctima que ofreció toda su cooperación. Y el detective continuó descartando el caso aun después de que nos quejamos ante oficiales superiores y después de que escribimos la carta abierta al Concejo Municipal en agosto.

Veamos de nuevo este informe, sección por sección:

"El detective contactó a la víctima aproximadamente una semana después. En esa fecha, la víctima se negó a participar en una entrevista a realizarse en el Centro Infantil de Redwood".

  1. Asumiendo que la declaración anterior sea cierta, el informe no menciona que "la víctima" a quien se refiere es una niña menor de 14 años y que, como tal, de ninguna manera podía "la víctima" evaluar el significado de una entrevista en el Centro Infantil de Redwood. Un detective que actuara con seriedad respecto a este caso nunca habría dejado tal decisión en manos de una niña. El hecho es que en cada etapa del proceso esta niña respondió abiertamente y de manera cooperativa a las preguntas de todos los oficiales. Sin embargo, la declaración en el informe policial, al no mencionar la edad de la niña, conduce al lector a formarse la idea de una víctima de edad desconocida que no quiso cooperar.
  2. La declaración (y el resto del informe) omite mencionar que el detective no contactó, como debió haberlo hecho, a la madre de la víctima para concertar una cita en el Centro Infantil de Redwood, a pesar de que la víctima y su madre tenían el mismo número de teléfono y la misma residencia desde que presentaron el reporte inicial y estaban disponibles diariamente en el mismo número telefónico. De hecho, el detective no se comunicó con la madre de la víctima sino hasta más de seis semanas después del reporte inicial, y entonces sólo después de que se presentaron quejas.
  3. Quizás lo más significativo es que la policía escribió la anterior declaración pese a que, según la madre y la víctima, ninguna de ellas fue contactada por la policía durante la investigación acerca del manejo que el detective hizo del caso. Éste, entonces, no es -como se pretende hacer creer- el informe de una investigación. Es una pieza de relaciones públicas elaborada a partir del informe del detective que supuestamente estaba siendo investigado. Ningún investigador imparcial y sincero habría omitido llamar a la víctima y a la madre para obtener sus versiones de los hechos.

"La víctima le dijo al detective que ella ya no estaba viendo al sospechoso..."

  1. Declarar que la víctima ya no está viendo al sospechoso da al lector la impresión de que éste ya no era un asunto de gran importancia, que ya no había urgencia, dado que la actividad criminal se había detenido. Pero el hecho de que un crimen no esté ocurriendo más no debería, por supuesto, tener nada que ver con que éste sea o no investigado. ¿Querría usted que una serie de ofensas sexuales contra su hija o hijo fuera ignorada sólo porque éstas ya no están sucediendo? La madre en este caso ciertamente no lo quería, y tanto ella como su familia entera sufrieron profundamente, como explicaremos más adelante, porque el caso estaba siendo descartado.

La declaración también hace pensar que la niña tenía control sobre lo que este hombre le estaba haciendo.

"...y que (la víctima) no sabía dónde vivía el sospechoso".

  1. La víctima sí sabía dónde vivía el sospechoso. Ella siempre lo supo, y cuando finalmente pudimos ejercer suficiente presión para que el caso fuera avanzando (tres meses después del reporte inicial), el detective inmediatamente supo cómo conseguir la información de la niña.

El detective simplemente se subió a un auto, pasó a buscar a la niña y a su madre a la casa de ellas y le dijo a la niña: "Muéstrame dónde vive el hombre". Es cierto que la niña no conocía el número de la casa ni el nombre de la calle, así como muchos niños y niñas no pueden dar el número de la casa o el nombre de la calle aun de sus mejores amistades. Pero esta niña siempre supo dónde vivía el hombre y el detective habría podido conseguir en cualquier momento que ella se lo dijera, al igual que todo detective sabe cómo conseguir una dirección de una niña o un niño cuando la necesita.

La verdad es que el detective estaba descartando el caso, y la comunidad necesita saber que esto es lo que ocurre cuando los detectives descartan casos. El detective entierra el caso debajo de estas pequeñas omisiones. El jefe superior del detective ve que éste ha encontrado una "defensa plausible" para no avanzar el caso y así se detiene el trabajo.

"Una mayor investigación condujo a que el detective identificara al sospechoso, lo entrevistara y obtuviera una orden de captura".

  1. Lo que se ha omitido en esta declaración es toda la presión que tuvo que ser ejercida desde afuera para lograr que cada una de estas cosas sucediera. También quedó fuera de toda mención el intolerable tiempo que transcurrió antes de lograrlas. Aun después de que el detective había conseguido que la víctima le mostrara dónde vivía el hombre, aun después de que nos habíamos quejado hasta los más altos niveles del departamento de policía, aun después de que presentamos por escrito una queja pública ante el Concejo Municipal y la prensa, la investigación del caso fue de nuevo paralizada.

A fin de echar a andar las cosas una vez más, tuvimos que acudir a un asistente del fiscal de distrito a quien le importan estos casos y solicitarle que nos ayudara a avanzar nuestros esfuerzos.

"El sospechoso fue arrestado..."

El sospechoso fue arrestado el 9 de septiembre. Un investigador imparcial nunca habría omitido este hecho, ni habría dejado de mencionar que la captura tuvo lugar cinco meses después de que la madre, la niña y su médica presentaron el reporte inicial al Departamento de Policía de Santa Rosa, a principios de abril del 2000. El informe tampoco menciona que las evidencias necesarias para el caso podrían haber sido recabadas en cuestión de días.

"...y el 26 de septiembre del 2000 se declaró culpable de varios cargos de relación sexual ilícita".

Al hombre se le acusó de 24 cargos graves de abuso sexual infantil; 12 cargos graves de abuso infantil (PC 288) y 12 cargos graves de relación sexual ilícita (PC261.5). La declaración también omite mencionar que el hombre se declaró culpable y fue sentenciado por seis cargos graves de 261.5, renunciando aun a su derecho a una audiencia preliminar. Un investigador imparcial nunca se habría referido a esta información como "varios cargos..."

La mayoría de los hechos que hemos presentado aquí pueden ser verificados haciendo una revisión de documentos en los registros públicos.

La comunidad necesita saber algunas otras cosas que fueron omitidas en el informe policial. La madre de la niña es una mujer hispana, soltera y madre de tres niños. Tenía dos trabajos a fin de sostenerse a sí misma y a sus hijos. El detective también habla español. Sabiendo esto, el público puede empezar a comprender que el caso no estaba siendo descartado por alguna dificultad técnica relacionada con el idioma, aunque ésa tampoco sería una excusa. Es más probable que el caso estuviera siendo descartado, como tantos otros que vemos, sencillamente porque los oficiales creyeron que la víctima y su familia no serían capaces de encontrar una manera efectiva para quejarse. Al conocer la gama de dinámicas en una serie de estos casos que son descartados por la policía, el público puede empezar a plantear preguntas críticas acerca de qué clases de sistemas de control son necesarias para proteger los derechos de todas las personas a los servicios policiales. Pero primero tenemos que contar con descripciones del problema que sean honestas, independientes e imparciales.

Probablemente lo más crucial que fue omitido en el informe sobre este caso son las tormentosas consecuencias para la familia, derivadas de la negación de ayuda por parte de la policía. A principios de abril del 2000, cuando la madre de la víctima no recibió la llamada telefónica de seguimiento de la policía que le fue prometida por el oficial que atendió su llamada, ella no tenía idea acerca de dónde acudir. Recurrió al director de la escuela a fin de conseguir ayuda para su hija, y allí no la recibió. Luego empezó a llamar a otra jurisdicción policial. Dado que los oficiales que respondieron el teléfono en la segunda jurisdicción no hablaban español, la madre tuvo que poner a su hijo de diez años al teléfono para que tratara de explicarles el complejo problema acerca de su hija. La madre hizo cinco de estas llamadas a la policía de Windsor. La policía de Windsor nunca se presentó a la residencia de la madre, ni la asistió, aunque es difícil saber exactamente qué información comunicó el niño a la policía. Aun así, no fue sino hasta dos meses después del reporte inicial que la madre encontró a una trabajadora social que la refirió a nuestra organización.

Mientras tanto, sin embargo, el dueño de la casa donde la madre residía, quien regularmente obtenía registros públicos de llamadas a la policía originadas desde su complejo habitacional, se percató de las cinco llamadas hechas a la policía desde la casa de la madre. Esas cinco llamadas de la madre a la policía de Windsor se convirtieron en la única base para que el dueño de la casa escribiera un "aviso de causa" contra ella, el primer paso en un proceso de desalojo.

Ésta es la clase de acumulación de críticos problemas de vida que se apoderan de las víctimas cuando la policía les niega sus servicios. Es algo que vemos diariamente, porque la negación de protección y de justicia por parte de la policía es tan común, especialmente en las comunidades minoritarias a las cuales servimos.

La negación regular de protección, sumada a los incurables encubrimientos de quejas por parte de la policía, constituyen una mezcla letal para las mujeres, las niñas y los niños de Santa Rosa.

Una vez más urgimos a usted establecer un mecanismo efectivo de revisión independiente sobre la policía a través del cual la comunidad pueda canalizar sus quejas.

Atentamente,

Marie De Santis
Directora

Se autoriza copiar y distribuir esta información siempre y cuando el crédito y el texto se mantengan intactos.
Reservados © todos los derechos, Marie De Santis,
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Traduccion por Laura E. Asturias / Guatemala

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