(Los
nombres en esta historia han sido cambiados.)
Cuando acudió
a nosotras por primera vez, Liliana no podía decirnos
más de una o dos frases de su historia sin sentirse
embargada por un dolor inconsolable. "¡Mi bebé!
¡Mi bebé! ¡Él se llevó a
mi bebé!" era todo lo que podía decir.
Luego su relato quedaba ahogado en un torrente de lágrimas.
Tuvo que pasar una semana en el hogar de una amorosa familia
latina para que Liliana apenas empezara a pedir ayuda en medio
de su pena.
Finalmente pudimos
comprender que el esposo de Liliana se había presentado
a la Corte de Familia, donde consiguió una orden de
restricción contra ella por violencia doméstica,
obtuvo plena custodia legal de su bebé y logró
que a Liliana se le ordenara salir del hogar. Después
de años de sufrir a causa de los abusos de él,
ahora Liliana, junto al niño de cinco años que
había tenido en una relación previa, no tenía
casa ni dinero; estaba asustada y no podía hablar inglés
en un país extranjero. Además de la horrenda
injusticia en su contra, estaba paralizada por haber perdido
a su bebé.
Aquí contamos
la historia de cómo llegó a darse esta situación
y de los pasos que emprendimos para darle vuelta al caso.
En apenas algunas semanas pudimos conseguirle a Liliana la
plena custodia de su bebé y también una dosis
de justicia. Los pasos dados en este caso no son necesariamente
los mismos que funcionarán para otras víctimas
de violencia doméstica que se encuentren en similares
circunstancias. Pero el principio general de acción
casi siempre se aplica. Cuando existe una relación
íntima violenta, casi en todos los casos hay un largo
rastro de evidencias sin explorar que, una vez documentadas,
pueden utilizarse para exponer la verdad y obtener justicia.
Rick, el esposo
de Liliana, nació y creció en nuestro condado.
Como ejecutivo muy bien remunerado en una gran corporación,
fácilmente podía darse el lujo de hacer viajes
con fines de turismo sexual a países del tercer mundo.
Fue en uno de esos viajes que Rick, de 49 años de edad,
encontró a Liliana, madre soltera de 21 años
con un pequeño hijo, viviendo en una profunda pobreza
y trabajando en las calles. Él compró a Liliana
para tres días de prostitución y luego le ofreció
pagarle el viaje a los Estados Unidos y casarse con ella.
La siguiente etapa
de violencia empezó a las pocas semanas de que Liliana
llegara a los Estados Unidos. Una noche, cuando su hijo empezó
a llorar, Rick saltó furioso de la cama y se dirigió
a la del niño. "¡Yo no estaba contando con
esto!", vociferó. Cuando alargó el brazo
con el fin de cubrir con su mano la boca del niño,
Liliana saltó para intervenir. Rick se volteó,
la agarró y la lanzó de vuelta a la cama, le
rompió el camisón y la violó. En los
años que estuvieron juntos, la violó una y otra
vez.
Por intolerables
que fueran esas violaciones, eran apenas los signos de puntuación
en un régimen de humillaciones y violencia con el que
Rick se aseguraba servidumbre en cada momento de la vida de
Liliana. Constantemente le decía que ella no tenía
derechos y que debía obedecerlo. Una de las obligaciones
diarias de Liliana cuando él regresaba del trabajo
era arrodillarse y quitarle los zapatos. Rick también
le decía que si algún día llamaba a la
policía, ésta sólo se reiría de
ella. En esto él no estaba tan equivocado.
De cierta manera,
desde alguna reserva de valentía en su alma, Liliana
empezó a protestar y rebelarse. Rick pronto se cansó
de ella y de aquél a quien llamaba "niño
bastardo", así que comenzó a planear un
divorcio en el que usaría al sistema para quedarse
con todo. Un día intentó obligar a Liliana a
firmar un papel en el que le concedía a él la
custodia plena del nuevo bebé que habían tenido
juntos. Cuando ella se rehusó a firmar, Rick llamó
a la policía y les dijo a los agentes que Liliana era
suicida y que había amenazado con quitarse la vida.
En su limitado
inglés, Liliana les dijo con urgencia a los agentes
que su esposo estaba mintiendo. Cuando ellos no entendieron
lo que dijo, o no quisieron comprenderlo, ella les rogó
que le proporcionaran un intérprete. Los agentes respondieron
a esto esposando a Liliana y conduciéndola al hospital
mental de la localidad. En éste, ella esperó
un día y medio antes de que el hospital le consiguiera
una intérprete, quien resultó ser la señora
que hacía la limpieza allí.
A pesar de ello,
Liliana utilizó esta oportunidad para decirlo todo.
Pero aun después de escuchar su historia, los detalles
de la cual son nada menos que de esclavitud moderna, los doctores
simplemente decidieron que ella no era suicida y la enviaron
de vuelta a su esposo con la condición de que ambos
recibieran consejería. Sólo habían tenido
un par de sesiones de consejería cuando Rick decidió
poner fin a ésta, pero no antes de que Liliana hubiera
relatado su historia también aquí.
Las violaciones
y humillaciones continuaron, como también los intentos
de Liliana de luchar y huir de la casa. En una ocasión,
cuando le aruñó la cara a Rick para evitar que
la violara, él volvió a llamar a la policía
para hacer un reporte criminal de violencia doméstica
en contra de su esposa. La policía escribió
el reporte. Cuando los agentes encontraron a Liliana en la
calle y ella intentó contarles su versión de
la historia, una vez más no se le proporcionó
un intérprete, por lo que ella escribió su declaración
en español. Pero si bien había escrito sobre
su intento de escapar a un ataque sexual, la policía
procedió con su reporte criminal de violencia doméstica
en el que Liliana era nombrada como la perpetradora sospechosa.
Ahora que Liliana
era sospechosa en un reporte criminal de violencia doméstica,
Rick no esperó ni un solo minuto. Se presentó
de inmediato a la Corte de Familia, donde solicitó
una orden de restricción y plena custodia legal del
bebé. La Corte le otorgó ambas. Liliana y su
niño de cinco años fueron desalojados del hogar
y puestos en la calle.
Las desigualdades
de poder en las relaciones en que hay violencia doméstica,
combinadas con el persistente sexismo en las fuerzas de seguridad
y las fallas en la Corte de Familia, condenan a muchas mujeres
a las mismas o similares injusticias indignantes que se cernieron
sobre Liliana. He aquí como le dimos vuelta a su caso.
- Le explicamos
a Liliana la situación legal y la involucramos en
que revisara su historia con nosotras para buscar evidencias.
Al igual que la mayoría de víctimas, una vez
que fue informada sobre puntos legales básicos y
de qué buscar en su historia, Liliana fue muy efectiva
en llevarnos hacia las evidencias y ayudarnos a construir
su caso.
Una clave
para hacer esto exitosamente con tu clienta (o bien con
tu amiga o contigo misma) es que al principio dejas muy
claro que vas a revisar la historia, no de un modo terapéutico
sino con el fin de realizar una búsqueda focalizada
de evidencias. Si esto no queda claro, las víctimas
a menudo se sienten confundidas y heridas por la línea
de interrogación. O si una víctima no comprende
claramente el propósito de revisar de nuevo su historia,
tú pierdes la conexión esencial con la persona
que es más capaz de encontrar las evidencias, es
decir, la víctima misma.
- Liliana nos
mencionó a la intérprete en el hospital mental;
a la consejera a quien ella y su esposo visitaron, aunque
brevemente; también nos llevó a vecinos y
amistades a quienes había acudido cuando intentaba
alejarse de las violaciones de Rick. Nos dio los nombre
de personas sobre cuyos hombros había llorado, y
nos dio más. Contactamos a cada una de estas personas.
La mayoría estuvo dispuesta a escribir y firmar declaraciones
breves.
- Recopilamos
tanta documentación médica y legal del caso
como nos fue posible - es decir, reportes policiales, registros
hospitalarios, etc. - para asegurarnos de no pasar nada
por alto.
- Con la declaración
de Liliana y las de sus testigos, la policía abrió
una investigación por violación contra el
esposo de ella.
- Le presentamos
a la Corte de Familia copias de declaraciones de testigos;
llevamos allí a personas conocidas de Liliana que
declararon que ella las había buscado para tener
protección; también a la intérprete
y a la consejera que fue consultada brevemente. Escribimos
una carta de portada de una página para la Corte.
Esta carta daba un relato resumido del abuso del esposo
y un resumen de las evidencias que adjuntamos e informaba
a la Corte sobre la investigación criminal que había
sido abierta contra él por violación - todo
ello condensado en una página a fin de asegurar que
el juez de hecho la leyera.
- Ese paquete
que presentamos detuvo inmediatamente a la Corte de Familia.
En cuestión de semanas la Corte revirtió completamente
su decisión en cuanto a la custodia y le dio a Liliana
un arreglo justo y generoso en muchos otros asuntos del
divorcio. Hoy día ella tiene la plena custodia legal
de su bebé. Y dada la alta condición económica
de Rick, ella y sus hijos están obteniendo todos
los remedios y recursos que necesitan y merecen.
En ciertas maneras,
el caso de Liliana fue inusualmente difícil debido
a que su esposo ya había establecido un expediente
legal falso contra ella, además de que era un poderoso
empresario en la comunidad. En algunos aspectos, el caso fue
más fácil que muchos otros porque, una vez que
Liliana se lanzó en su lucha, fue una excelente detective
en su propio caso.
Conviene repetir
el punto principal que nos interesa destacar al compartir
la historia de Liliana. En cada relación íntima
donde existe violencia, casi siempre hay un largo rastro de
evidencias sin explorar. Es necesario involucrar a la víctima
en la búsqueda de esas evidencias, documentarlas, buscar
estrategias acerca de cómo utilizarlas legalmente y
así obtener justicia para las mujeres.
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