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14 de septiembre del
2001
***Por
favor circular esta declaración***
El pueblo de Afganistán
no tiene nada que ver con Osama y sus cómplices
El 11 de septiembre del
2001 el mundo se estremeció con los horrendos ataques terroristas
contra Estados Unidos. Desde RAWA nos unimos al resto del mundo
para expresar nuestro dolor y nuestra condena a este acto barbárico
de violencia y terror. RAWA ya había hecho la advertencia de que
Estados Unidos no debía apoyar a los partidos fundamentalistas islámicos
más mentirosos, más criminales y más anti-democráticos y anti-mujeres,
porque después de haber cometido todos los despreciables posibles
crímenes contra nuestro pueblo, ni el Jehadi ni el Talibán sentirían
vergüenza alguna para perpetrar tales crímenes contra el pueblo
estadounidense, al que consideran "infiel". A fin de conseguir y
mantener su poder, estos criminales barbáricos están dispuestos
a recurrir fácilmente a cualquier fuerza criminal.
Desafortunadamente, debemos
manifestar, sin embargo, que fue el gobierno de Estados Unidos el
que apoyó al dictador paquistaní, el General Zia-ul Haq, en la creación
de miles de escuelas religiosas de las cuales surgieron los gérmenes
del Talibán. De manera similar, como es obvio para todos, Osama
bin Laden ha sido el niño favorito de la CIA. Pero lo que resulta
más doloroso es el hecho de que los políticos estadounidenses no
hayan aprendido una lección de sus políticas pro fundamentalistas
en nuestro país y continúen apoyando a este o aquel grupo o líder
fundamentalista. En nuestra opinión, cualquier tipo de apoyo a los
fundamentalistas Talibán y Jehadi está, de hecho, pisoteando los
valores de la democracia, los derechos de las mujeres y los derechos
humanos.
Si se llega a establecer
que los sospechosos de los ataques terroristas se encuentran fuera
de Estados Unidos, nuestro constante reclamo en el sentido de que
los terroristas fundamentalistas devorarían a sus creadores se comprobará
una vez más. El gobierno de Estados Unidos debería considerar el
origen esencial de este terrible evento, que no ha sido el primero
y tampoco será el último. Estados Unidos debería, de una vez por
todas, dejar de apoyar a los terroristas afganos y a sus simpatizantes.
Ahora que funcionarios estadounidenses consideran que el Talibán
y Osama son los principales sospechosos después de los ataques criminales,
¿someterá Estados Unidos a Afganistán a un ataque militar similar
al ocurrido en 1998 y matará a miles de inocentes personas afganas
por los crímenes cometidos por el Talibán y por Osama? ¿Cree Estados
Unidos que a través de esos ataques, cuyas víctimas son miles de
personas afganas privadas, pobres e inocentes, podrá erradicar la
causa fundamental del terrorismo, o expandirá el terrorismo a una
escala aun mayor?
Desde nuestro punto de
vista, un vasto e indiscriminado ataque militar contra un país que
ha estado enfrentando desastres permanentes durante más de dos décadas
no será una cuestión de orgullo. No creemos que tal ataque sería
la expresión de la voluntad del pueblo estadounidense. El gobierno
y el pueblo de Estados Unidos deberían saber que existe una gran
diferencia entre las personas pobres y devastadas de Afganistán
y los criminales terroristas del Jehadi y el Talibán.
Una vez más manifestamos
nuestra solidaridad y profundo dolor al puedo de Estados Unidos.
Al mismo tiempo, también creemos que atacar a Afganistán y matar
a sus personas más arruinadas y desposeídas no reducirá de manera
alguna el dolor del pueblo estadounidense. Sinceramente esperamos
que el gran pueblo de Estados Unidos pueda DIFERENCIAR entre el
pueblo de Afganistán y un puñado de terroristas fundamentalistas.
Nuestros corazones están con el pueblo de Estados Unidos.
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