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A lo largo de los Estados
Unidos, la gente siente choque, dolor y cólera después de los ataques
del martes en Nueva York y Washington, DC. Pero aun conforme nos
debatimos con estas emociones, debemos continuar pensando críticamente,
trascender los rumores y las historias de los medios de comunicación
masiva y trabajar con otras personas en nuestras comunidades para
formular respuestas progresistas a la crisis. Venganza no es justicia
El presidente Bush ha
dejado claro que Estados Unidos responderá con la fuerza militar.
Pero más violencia no romperá el ciclo de derramamiento de sangre,
ni reducirá la destrucción ni la pérdida de vida en Nueva York y
Washington. El registro histórico de Estados Unidos está repleto
de ataques vengativos descaminados, tales como el bombardeo de 1986
contra Libia, que sólo consiguió matar a docenas de civiles, y el
bombardeo de 1997 en Sudán contra una planta farmacéutica que fabricaba
la mayor parte de antibióticos y vacunas en este empobrecido país.
El único propósito al que sirve una respuesta militar es la venganza.
Y lo que ahora se necesita no es venganza, sino justicia.
En años recientes, el
movimiento internacional por los derechos humanos ha fortalecido
sus mecanismos para enfocar los crímenes contra la humanidad, tales
como los ataques de esta semana. Se debería buscar un proceso para
investigar, enjuiciar y castigar a los perpetradores de estos bombardeos
a través de las cortes internacionales, no mediante actos de guerra
por parte de Estados Unidos. Las personas a quienes nos interesa
la justicia -para las víctimas de estos ataques y para la gente
en todo el mundo- debemos trabajar a fin de asegurar que cualquier
respuesta de Estados Unidos respete las normas internacionales de
derechos humanos y las libertades civiles en nuestro país.
El rebote racista
Todavía no
existen evidencias concluyentes de que estos ataques hayan sido
perpetrados por personas fuera de los Estados Unidos. Recordemos
que, en ocasión del bombardeo en Oklahoma City, las autoridades
supusieron que los bombarderos eran del Medio Oriente. Docenas de
personas árabes y árabes estadounidenses fueron perseguidas y hostigadas
antes que se descubriera que los culpables eran estadounidenses
blancos. Esta vez, también, la especulación fue inmediatamente dirigida
a grupos musulmanes y árabes. Los ataques al azar contra estas comunidades
en Estados Unidos ya han empezado.
Dado que casi todo el
debate público asume que los bombardeos fueron orquestados desde
el extranjero, necesitamos ser capaces de participar constructivamente
en este debate.
Preguntémonos por
qué
En los miles
de reportes de los medios corporativos que han sido transmitidos
desde que ocurrió la primera explosión, una pregunta fundamental
ha sido grandemente ignorada: ¿Por qué querría alguien lanzar un
ataque contra Estados Unidos? La pregunta no es planteada por los
medios masivos porque sugiere que podría haber razones para la furia
y el resentimiento que habrán alimentado estos actos. Las razones
no implican justificación, pero en Estados Unidos aun plantear la
pregunta es un tabú.
Por el contrario, se
nos ha bombardeado con rumores y absurdos ideológicos. El presidente
Bush nos informó que estamos bajo ataque "porque amamos la libertad
y la prosperidad". Es más probable que se nos esté atacando porque
las políticas de Estados Unidos han negado la libertad y la prosperidad
(y hasta la subsistencia) a millones de personas alrededor del mundo.
Consideremos los hechos
históricos: Desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha bombardeado
26 diferentes países. Durante los años setenta y ochenta, Estados
Unidos asesinó a más de dos millones de personas en el sur de Asia
y apoyó a los escuadrones de la muerte en Centroamérica, incluida
una política de genocidio en Guatemala. Diez años de bombardeos
por parte de Estados Unidos y sanciones contra Iraq han provocado
la muerte de más de un millón de personas, entre ellas 500,000 niños
y niñas. Administraciones estadounidenses sucesivas se han adueñado
de recursos petroleros en el Medio Oriente, dejando a la mayoría
de las personas empobrecidas y sufriendo bajo regímenes autoritarios.
Estados Unidos provee los fondos y el respaldo político para la
ocupación ilegal, de 34 años de duración, de suelo palestino por
parte de Israel y brinda protección diplomática a las notorias violaciones
a los derechos humanos cometidas por Israel.
Estados Unidos es el
más grande distribuidor de armas en el mundo, suministrando armas
que son dirigidas principalmente a poblaciones civiles. Las políticas
económicas de Estados Unidos han provocado marcados incrementos
en la pobreza y la inequidad alrededor del mundo, mientras llenan
los bolsillos de corporaciones estadounidenses. Y desde que George
W. Bush asumió el poder, la arrogancia y el militarismo de Estados
Unidos se han incrementado dramáticamente. Nada justifica los ataques
arbitrarios contra civiles, ya sea en Nueva York y Washington o
en Bagdad y Belgrado. Defender este principio implica una honesta
apreciación de las razones subyacentes para esos ataques.
¿Bailando en las calles?
Mucha gente
en Estados Unidos está furiosa a raíz de las imágenes aparecidas
en los medios, de personas palestinas que celebraban los bombardeos.
Es importante comprender que esta cruel respuesta es una reacción
minoritaria. Es irresponsable y solapado cualquier intento de caracterizar
al pueblo palestino en general como jubiloso por los ataques. También
es importante entender que esta pequeña minoría no está celebrando
el dolor y el sufrimiento de las víctimas, sino la destrucción de
los centros y símbolos del poderío económico y militar de Estados
Unidos.
Algunas sugerencias
para avanzar
Estos ataques
ya están siendo utilizados como una oportunidad dorada para aumentar
el gasto militar y justificar un militarismo y expansionismo sin
control por parte de Estados Unidos en nombre de la "seguridad nacional".
No debemos permitir que los bombardeos refuercen una cultura política
de "americanismo" y guerrerismo reaccionarios. Estas políticas de
destrucción perpetuarán la violencia alrededor del mundo. Más aún,
la seguridad nacional estadounidense sólo es socavada por políticas
que ocasionan sufrimiento a otras personas. Conforme el dolor y
el asombro dan paso a la cólera y al deseo de venganza, seguramente
veremos más ataques arbitrarios y racistas contra personas estadounidenses
musulmanas y árabes. Debemos oponernos a los ataques contra comunidades
minoritarias e inmigrantes. Históricamente, cuando el gobierno de
Estados Unidos ha percibido estar bajo ataque, las libertades civiles
han sido restringidas. Los expertos de la derecha ya han empezado
a culpar a los "liberales" por atraer estos ataques y con ello socavar
a Estados Unidos. Hoy, más que nunca, es imperativo proteger el
disenso y defender el derecho de las personas a criticar la política
gubernamental.
Finalmente, conforme
procesamos estos horrendos eventos en conversaciones con la familia,
amistades y otras personas en nuestras comunidades, trabajemos por
imaginar respuestas -tanto por la administración Bush como por cada
quien- que puedan, de hecho, promover la paz y la justicia alrededor
del mundo, en lugar de generar más destrucción.
14 de septiembre del
2001
MADRE
Una organización internacional por los derechos humanos de las mujeres
Vivian Stromberg, directora ejecutiva
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New York, NY 10001
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Traducción: Laura E. Asturias
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