Cada
día hay policías ahí afuera arriesgando sus vidas por ti y por mí.
¿Será realmente así? Y ¿qué urgente diferencia hace eso para ti,
para tus hermanas, tus hijas y amigas?
Antes de continuar leyendo,
haz esta breve prueba. Califica las siguientes seis ocupaciones
según sus tasas de fatalidades en el trabajo, empezando por la más
peligrosa hasta la menos riesgosa: piloto aviador, agente de policía,
camionero, electricista, albañil, jardinero (no de granja). Si alguna
vez has mirado televisión, si has escuchado a los policías defendiendo
su conducta, si has leído en los diarios editoriales que apoyan
a la policía o has oído las transmisiones de los discursos, durante
un funeral, en memoria de un agente asesinado, o si simplemente
has vivido en este planeta, es probable que fallaste la prueba de
manera fenomenal.
He aquí la calificación
correcta que ha realizado el Departamento de Trabajo de los Estados
Unidos, así como algunas otras ocupaciones que nos permiten hacer
comparaciones:
Departamento
de Trabajo de los Estados Unidos
Fatalidades ocupacionales
por cada 100,000
Año 1999
|
Pescadores
comerciales
|
162
|
Serradores
de madera
|
154
|
Pilotos
aviadores
|
65
|
Albañiles
|
37
|
Recolectores
de basura
|
34
|
Camioneros
|
28
|
Electricistas
|
12
|
Jardineros
(no de granja)
|
11
|
Agentes
de policía
|
11
|
Carpinteros
|
7
|
De modo que ésta es
la realidad: los agentes de policía no ponen su vida en peligro
más que la persona que siembra petunias en tu jardín. Las cifras
varían un poco año con año, pero la calificación de las tasas de
fatalidad permanece básicamente igual a como aparece arriba.
Se
dice que no es posible engañar a toda la gente todo el tiempo. Sin
embargo, el mito tan exagerado sobre la peligrosidad del trabajo
policial se acerca mucho a eso, precisamente. Toda la sociedad estadounidense
ha sido bombardeada con esta mentira durante mucho tiempo. Como
puedes ver arriba en la lista abreviada de ocupaciones, muchos otros
trabajadores, incluyendo un elevado número que trabaja en los servicios
públicos, sufren tasas de fatalidad mucho más elevadas que las de
la policía. Y cuando, por ejemplo, un jardinero municipal muere
en el cumplimiento de sus obligaciones al servicio de la comunidad,
no hay aspavientos, ninguna bandera ondula a media asta, ni se traen
monumentos de flores de cerca o de lejos. No llegan al funeral caravanas
de motocicletas desde siete estados vecinos. No hay titulares en
los diarios durante varios días. Ningún funcionario municipal o
estatal clama por un lugar donde llorar su tristeza al lado del
féretro.
¿Qué pasa con la policía?
Sus famosos refranes son conocidos en cada pueblo y aldea de la
nación. "Cada día, a nuestras esposas les preocupa si llegaremos
o no a casa por la noche". ¿Acaso la esposa del jardinero no se
preocupa en igual medida? "Nunca hablamos en contra de otro policía,
porque dependemos unos de otros para proteger nuestras vidas". ¿Acaso
los jardineros no dependen unos de otros cuando los muros de roca
se mueven, cuando las estructuras colapsan o la maquinaria se descompone?
¡Por supuesto que sí! Y dependen unos de otros en igual medida,
tan frecuentemente y en situaciones de vida o muerte como ocurre
con los agentes de policía.
Sin
embargo, a diferencia de los jardineros, los policías poseen inmensos
poderes sobre la gente y demasiado a menudo abusan de ese poder
para crear mitos que les representan más poder. He aquí algunas
reflexiones para iniciar una muy necesaria discusión acerca de por
qué existe este mito sobre la peligrosidad del trabajo policial
y cuán seriamente daña a nuestras comunidades.
- Al
cultivar el hiperinflado mito de los héroes que sacrifican sus
vidas por ti, la policía ha creado un escudo de veneración pública
que le defiende de las críticas relacionadas con mala conducta.
¿Quién, entonces, puede culpabilizar a la policía por construir
arsenales contra la ciudadanía, por disparar al primer instante,
por sus medievales códigos de silencio? ¿Quién puede rechazar
las solicitudes de financiamiento de la policía para obtener armas
aún más militarizadas?
- El mito de la peligrosidad
mantiene a las mujeres fuera del trabajo policial, además de concentrar
el poder de la policía en manos de hombres. El supuesto peligro
implicado en el trabajo policial es una de las principales razones
citadas por mujeres para no ingresar a la policía. Ellas se pierden
de un buen empleo y las comunidades no se benefician de las excepcionales
habilidades que las mujeres aportan a este trabajo, siendo una
de las más destacables la tasa considerablemente menor de brutalidad
policial, así como sus mejores habilidades de comunicación que
contribuyen a reducir la violencia y a salvar vidas.
- Una
y otra vez, el mito de la peligrosidad del trabajo policial atrae
a personas inadecuadas para éste. Un ego masculino hiperinflado
es lo que menos se necesita al nivel más elemental de los críticos
problemas de la sociedad. Y es lo último que se necesita para
manejar los crímenes de violencia contra las mujeres, los cuales
representan alrededor de una tercera parte de todas las llamadas
a la policía.
- El mito de la peligrosidad
del trabajo policial mantiene a las esposas de los agentes asustadas
y bajo control. ¿Cómo puede una esposa atreverse a insistir en
que ese héroe guerrero que se enfrenta a la muerte en cada esquina
comparta la tarea de limpiar el piso del cuarto de baño?
- Demasiados
agentes de policía creen en este mito y sacan la pistola al primer
pestañeo. Más tarde, todo se explica con el refrán: "Nuestras
vidas están en peligro".
Existen otros dos hechos
que también deberían entrar en la discusión. Contrario a la creencia
popular, la mayoría de fatalidades en el desempeño de un trabajo
no es causada por hombres malos que les disparan a los policías.
La mayoría de fatalidades en el trabajo policial es ocasionada por
accidentes de tránsito.
Y quizás este siguiente
hecho sea el más pertinente de todos en relación a cómo, por qué
y qué diferencia hace que a alguien en la sociedad se le abandere
como héroe. Aunque el Departamento de Trabajo no incluye la maternidad
como ocupación, otros estudios nacionales muestran que en Estados
Unidos ésta tiene una tasa de fatalidad similar a la del trabajo
policial. Entonces, la próxima vez que cientos de agentes de policía
bloqueen el tráfico para dar paso a una caravana de motocicletas
que circula por las calles porque un oficial murió, piensa en las
numerosas madres, en los jardineros, empleados de granjas, pescadores
y todo tipo de trabajadores que murieron sirviendo a sus comunidades
y a quienes se les enterró sin saludos y en el olvido.
Se
autoriza copiar y distribuir esta información siempre y cuando
el crédito y el texto se mantengan intactos.
Reservados © todos los derechos, Marie De Santis,
Women's Justice Center,
www.justicewomen.com
rdjustice@monitor.net
Traduccion por Laura E. Asturias / Guatemala
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