18 de junio
del 2002 - En el primer desembolso monetario sin precedentes por parte
de las fuerzas de seguridad por su incapacidad para proteger a una
víctima de violencia doméstica, lo cual condujo a su
muerte por homicidio, el Departamento del Alguacil del Condado de
Sonoma acordó pagar un millón de dólares en la
trascendental demanda federal de derechos civiles Macías
contra el Alguacil del Condado de Sonoma, Mark Ihde.
El anuncio
llegó a mitad del juicio, tras la conclusión del dramático
testimonio de Sara Rubio Hernández, quien detalló
los más de 20 intentos de su hija, María Teresa Macías,
por conseguir ayuda para controlar a su esposo, Avelino, de quien
estaba separada.
Rubio Hernández
describió los reportes que en repetidas ocasiones su hija
presentó al Departamento del Alguacil acerca de los múltiples
crímenes de Avelino, incluidos sus ataques sexuales contra
María Teresa y sus hijos, su acecho constante y obsesivo,
sus repetidas amenazas de matar y las violaciones a las órdenes
de restricción. El Departamento del Alguacil no arrestó
ni una sola vez a Avelino Macías. El 15 de abril de 1996,
luego de que los agentes de policía ignoraran los más
de 20 reportes hechos por María Teresa en sus últimos
meses de vida, Avelino finalmente la asesinó a balazos, y
luego le disparó a la madre de ella, Sara, dejándola
gravemente herida.
Esta trascendental
demanda federal de derechos civiles, entablada en octubre de 1996,
alegaba que el Departamento del Alguacil del Condado de Sonoma violó
el derecho constitucional de María Teresa a recibir protección
legal igualitaria. Un dictamen de julio del 2000 de la Corte de
Apelaciones del Noveno Circuito en el caso Macías estableció,
por primera vez y en un lenguaje inequívoco, el derecho de
las mujeres a demandar legalmente a las fuerzas de seguridad cuando
éstas no actúan para protegerlas.
Acerca del
testimonio de hoy y del histórico pago por daños,
Sara Rubio Hernández dijo: "He cumplido el deseo de
mi hija. Poco tiempo antes de su muerte, María Teresa
le había dicho a su madre: Si yo muero, quiero que
le digas al mundo lo que me ocurrió a mí. No quiero
que otras mujeres sufran lo que estoy sufriendo. Quiero que se las
escuche".
El arreglo
monetario envía un potente mensaje a las fuerzas de seguridad
en todo el país: que no pueden continuar ignorando impunemente
a las víctimas de violencia doméstica. Y también
envía un fuerte mensaje a las mujeres en cualquier lugar:
que tienen el derecho constitucional a responsabilizar a las fuerzas
de seguridad cuando éstas se rehúsan a actuar
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