10 de julio del 2001
Michael Dunbaugh
Jefe
Departamento de Policía
de Santa Rosa Santa Rosa, CA
Jefe Michael Dunbaugh,
En los últimos 14 meses
le hemos presentado alrededor de 30 quejas provenientes de víctimas
de violación, violencia doméstica y abuso infantil, quienes se
sienten profundamente molestas por el trato que recibieron de
los oficiales del Departamento de Policía de Santa Rosa (DPSR)
que respondieron a sus llamadas de ayuda. En el año y medio previo,
presentamos docenas más de esas quejas a sus oficiales de alto
nivel. He aquí una nueva queja.
En
este caso, le escribo conjuntamente con la madre y la tía de una
adolescente latina que fue víctima de abuso sexual. Deseamos expresar
nuestras preocupaciones acerca de las respuestas de dos oficiales
de la policía de Santa Rosa. El caso fue reportado al DPSR a principios
de junio.
En síntesis: de acuerdo
con los testimonios tanto de la madre como de la tía de la víctima,
tal como me fueron referidos en conversaciones separadas, el oficial
Akin, quien respondió a la llamada, en varias ocasiones le informó
a la familia que este caso no era una prioridad; repetidamente
dio a entender que no se trata de un caso criminal; sermoneó a
la víctima acerca de su conducta; defendió verbalmente al perpetrador;
no tomó en serio las evidencias básicas y dio a la familia información
errónea sobre cuestiones fundamentales de justicia criminal.
En un fecha posterior,
según la madre de la adolescente, el sargento Schwedhelm informó
erróneamente a la madre acerca de sus derechos, en un intento
por disuadirla de ejercer tales derechos, y trató de convencerla
de que no utilizara al Centro de Justicia para Mujeres como entidad
defensora en este caso.
A principios de junio,
la madre de la víctima de 16 años de edad llamó a la policía de
Santa Rosa para reportar que un hombre adulto (de aproximadamente
25 años) estaba llegando a la escuela de su hija y que estaba
sacando a la joven de la escuela y teniendo relaciones sexuales
con ella.
Cuando
el oficial Akin se presentó al hogar, la adolescente, su madre
y su tía se encontraban allí. Tras esa visita, la madre y la tía
de la víctima conversaron conmigo separadamente. Ambas estaban
profundamente perturbadas por la respuesta del oficial a la llamada.
Los relatos que la tía y la madre proporcionaron en forma separada
eran idénticos. Ambas son mujeres profesionales en la comunidad.
Según los testimonios
de la madre y la tía, el oficial Mike Akin repetidamente mencionó
cosas que indicaban que el caso no sería tomado en serio. De hecho,
Akin hizo comentarios tales como, "Este caso no es una prioridad
en la lista". Dijo estas cosas enfrente de la víctima. Adicionalmente,
al momento de retirarse, el oficial Akin le dijo a la madre (quien
estuvo sola con él por unos momentos), "Este caso no es una prioridad.
Hay muchos migrantes laborales en el condado de Sonoma y mucha
violencia doméstica. Su caso no es una prioridad".
Tal como me fue relatado,
el oficial Akin también dijo una serie de cosas frente a la víctima,
su madre y su tía, indicando que este caso no era de importancia
y en absoluto de naturaleza criminal. Akin dijo dos veces, durante
su primera visita frente a la víctima, y luego al día siguiente,
"No le voy a lanzar basura a este tipo, porque no lo conozco",
de esta manera tratando la denuncia de la familia como si fuera
un mero chisme. Akin también dijo, "No es un crimen que él la
haya sacado de la escuela". Y cuando la madre trató de describir
las marcas de una mano que ella había observado en el cuerpo de
su hija, Akin no tomó ninguna nota, discutió con la madre y respondió,
"Eso pudo haber sido cualquier cosa". Al relatar lo anterior,
la madre de la adolescente me dijo, "Fue como si él hubiera estado
tratando de dar por terminado el asunto y regresar a su verdadero
trabajo".
Lo
más perturbador, tanto para la madre como para la tía de la adolescente,
fue la forma en que el oficial Akin trató a la víctima y las cosas
que le dijo. Según ambas mujeres, Akin le dijo a la joven, "Cometiste
un error. Tal vez no lo lamentes ahora, pero te arrepentirás en
el futuro".
Akin también le dijo
a la joven, "Si este hombre te ama tanto, ¿por qué no espera dos
años? Yo esperé dos años por mi esposa, hasta que cumplió 18 años".
Y también le dijo, "Si estás embarazada, éste es alguien con quien
tendrás que lidiar por el resto de tu vida".
La madre de la joven
me dijo, "Él (Akin) le estaba dando a mi hija un mensaje totalmente
equivocado, como si ella hubiera hecho algo malo". En una conversación
separada, la tía de la adolescente me relató, "Él (Akin) trataba
esto como si fuera algo consensual y estaba sermoneando a la víctima.
La estaba tratando como si hubiera sido culpa de ella".
Adicionalmente, a ambas
mujeres les perturbó el hecho de que el oficial Akin no tomara
notas, aparte de los nombres y direcciones básicos. Y cuando ellas
solicitaron una orden de protección, Akin les dijo que sólo es
posible obtener una orden de protección de emergencia para casos
de violencia doméstica, y luego cambió su explicación al día siguiente.
El
segundo día, cuando hablé con el oficial Akin, me dijo que él
no podía emitir una orden de protección de emergencia porque no
sabía quién era el sospechoso (lo cual es falso, ya que la noche
anterior la madre de la víctima le había dado al oficial el nombre
del sospechoso). Luego Akin me dijo que no sabía cómo contactar
al sospechoso (lo cual también es falso, puesto que la noche anterior
la madre le había dado al oficial el número de teléfono y la ubicación
de un sitio que el sospechoso frecuenta). El oficial Akin también
me dijo que para entregar una orden de protección de emergencia
la policía siempre debe contar con una declaración del sospechoso.
(Falso.) Aunque existen razones a favor y en contra de una orden
de protección de emergencia en este tipo de caso, Akin estaba
dispuesto a fabricar cualquier historia a fin de probar que la
orden no podía ser emitida.
Aproximadamente una
semana después del reporte inicial, cuando la familia no recibió
ninguna llamada de seguimiento de parte de la policía, la madre
me llamó para pedirme que llamara a la policía e indagara si un
detective había sido asignado al caso y que, de ser así, averiguara
el nombre de éste. Cuando llamé a la unidad de crímenes sexuales,
una detective me informó que no podía encontrar el caso. Después
de esa primera llamada, los mensajes que dejé en la policía no
fueron respondidos en los dos días siguientes. El día después
de esto, la misma detective me dijo que, tratándose de un caso
de abuso infantil, toda la información era confidencial y, por
tanto, no podía darme el nombre del detective asignado al caso.
Pese a que yo ya me había comunicado acerca del caso con el sargento
Schwedhelm, éste me dijo que él necesitaría recibir una llamada
de la madre antes de darme el nombre del detective asignado al
caso.
La
madre hizo inmediatamente la llamada. Según ella, cuando ella
llamó al sargento Schwedhelm y le indicó que el Centro de Justicia
para Mujeres sería la entidad defensora en el caso, Schwedhelm
le dijo que, siendo éste un caso de abuso infantil, ellos (la
policía) no podían proporcionar ninguna información sobre el caso
al Centro de Justicia para Mujeres. La madre le respondió a Schwedhelm
que dado que ella era la madre de la adolescente, ciertamente
tenía el derecho a decidir cuál sería la entidad defensora en
el caso y quién podía tener información sobre éste. Según la madre,
el sargento Schwedhelm se tomó un largo tiempo para tratar de
convencerla de que los detectives no podían trabajar conmigo,
Marie De Santis, o con el Centro de Justicia para Mujeres.
Cuando la madre de
la adolescente me relató esta conversación, ella se sentía furiosa
por el trato que recibió de parte del sargento Schwedhelm y del
DPSR y porque, en lugar de ayudar a su hija, el DPSR le estaba
profiriendo a su familia un insulto tras otro.
Marie De Santis, Directora
Madre de la víctima
Tía de la víctima
cc: Concejo Municipal
de Santa Rosa
Miembros de la comunidad
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