Women's Justice Center, Centro de Justicia Para Mujeres
Home, Pagina Principal, About, Sobre Nosotras, Funding, financiamient
DONATE NOW!
 
What's New What's New, Que Hay de Nuevo
 
Help. Ayuda
 
The Maria Teresa Macias Case, El Caso de Maria Teresa Macias
 
Criminal Justice, Justicia Criminal
 
 
Women in Policing, Mujeres Policia
 
Guest Book, Lobro de Vistantes
 
Workshops / Talleres
 
jContact Us, Contactanos
 

 

 

Justicia criminal

Regresar al indice justicia criminal

Salvemos mujeres ~ Ahorremos $$$

¡Una encuesta a 63 víctimas sobre la respuesta de la policía a sus llamadas por violencia doméstica nos muestra cómo!

"¡Oh! El tiempo y los recursos que se necesitan para escribir un reporte criminal por violencia doméstica!" Ése ha sido siempre el audible reclamo en el fondo, cuando la policía responde a nuestras quejas. Pero últimamente esas palabras han aumentado de volumen hasta convertirse en una estridente alarma.

Los agentes de las fuerzas de seguridad a lo largo de Estados Unidos nos han estado advirtiendo directamente: "Con la situación de la seguridad del país, las amenazas terroristas, las demandas de las protestas, las pérdidas de financiamiento, no sabemos cómo vamos a tener los recursos para atender todos estos casos". No es muy difícil leer entre líneas. La violencia contra las mujeres, a la que hasta recientemente se le permitió "subir al bus", ahora estará colgada de la parte trasera del vehículo para poder seguir allí.

Entonces, hablemos de negocios. Vamos a demostrar cómo pueden las fuerzas de seguridad ahorrar una montaña de tiempo y recursos en los casos de violencia doméstica. No en el futuro lejano, ni siquiera en el ámbito de los beneficios sociales. Les demostraremos que pueden encontrar una enorme cantidad de dinero en sus respuestas operativas diarias a las llamadas por violencia doméstica. Después de que conozcas los resultados de una encuesta realizada a 63 víctimas a quienes se les preguntó sobre la respuesta de las fuerzas de seguridad cuando ellas llamaban a la policía, creemos que tú también estarás de acuerdo con nosotras. La solución es tan obvia, tan simple y tan urgente como lo es tapar el hueco en el casco de un barco.

Antecedentes de la Encuesta del DPSR
a Víctimas de Violencia Doméstica

A principios del año 2001, en respuesta a numerosas quejas relacionadas con casos, las cuales que presentamos al personal de mando del Departamento de Policía de Santa Rosa (DPSR) y al Consejo Municipal de Santa Rosa, el jefe Dunbaugh y la entonces mayor Janet Condron acordaron conformar dos grupos de trabajo. El primer grupo se enfocó en el asunto del idioma utilizado por la policía en respuesta a víctimas cuyo dominio del inglés es limitado. El segundo desarrollaría una encuesta a víctimas de violencia doméstica con el fin de proveer control de calidad interno en el manejo de los casos de violencia doméstica por parte de la policía.

La encuesta a víctimas, que inicialmente fue desarrollada por el Centro de Justicia para Mujeres y más tarde adaptada y llevada a cabo por el DPSR, hace a las víctimas de violencia doméstica una serie de preguntas sobre la respuesta que recibieron de parte de la policía a sus llamadas por violencia doméstica. Las víctimas que participaron en la encuesta fueron seleccionadas llamando por teléfono a víctimas que figuraban en una serie consecutiva de crímenes relacionados con violencia doméstica. (Debido a este método de selección, la encuesta no incluye a aquellas víctimas para quienes la policía no escribió un reporte.) A fin de asegurar que sus recuerdos sobre los eventos estuvieran frescos, las víctimas fueron encuestadas en el término de pocas semanas después de haber llamado a la policía para pedir ayuda.

Las preguntas de la encuesta corresponden, a grandes rasgos, con la lista de asuntos sobre violencia doméstica que se espera que los agentes sigan cuando responden llamadas por violencia doméstica. Y esa lista corresponde a los elementos fundamentales de la respuesta, tal como lo dicta la política sobre violencia doméstica de las fuerzas de seguridad del condado de Sonoma, una política que fue suscrita en 1996 por todos los jefes de las fuerzas de seguridad del condado.

Hallazgos:
(pulsa aquí para leer datos de preguntas y respuestas de la encuesta, o baja hasta el final del texto)

El hallazgo clave de esta encuesta a 63 víctimas de violencia doméstica (y de la encuesta que la precedió) es que en una significativa cantidad de casos de violencia doméstica la policía no está llevando a cabo los requerimientos fundamentales de la protección a las víctimas ni el más elemental nivel de recolección de evidencias que es esencial para el procesamiento del caso.

En el 33 por ciento de los casos, a las víctimas no se les preguntó sobre la presencia de armas de fuego. En casi el 50 por ciento de los casos en los que había lastimaduras visibles, no se tomó ninguna fotografía. En más del 50 por ciento de los casos en que había niñas y niños presentes, los agentes no les tomaron una declaración. En el 27 por ciento de los casos, el agente no preguntó por la historia de abuso. En ningún caso en que la víctima sintió que necesitaba un intérprete le fue proveído uno por parte del agente. En por lo menos el 30 por ciento de los casos en los que había lastimaduras visibles, los agentes no realizaron el arresto requerido. Etc.

Los resultados validan justamente la clase de respuestas policiales defectuosas de las que nos hemos estado quejando durante tantos años. Pero en lo que se refiere al dinero, lo primero que queremos destacar es que después de invertir todo el tiempo, dinero, equipo y apoyo institucional que se requieren para despachar a un agente y una patrulla en respuesta a una llamada, en un gran porcentaje de estos casos el agente ha dejado vacíos tan grandes en el caso que la masiva inversión es totalmente inútil.

Ése es solamente el primer nivel de desperdicio. Dada la naturaleza de la violencia doméstica, cuando la policía responde de manera ineficiente a una llamada por violencia doméstica, el trabajo de proteger a la víctima y procesar al perpetrador queda sin hacerse. Y lo que ocurre es que la situación empeora en la medida que el perpetrador recibe el mensaje de que, para las autoridades, su conducta no es gran cosa. No sorprende, entonces, que en tantos de estos casos sea sólo una cuestión de tiempo antes de que la policía sea llamada de nuevo a la misma residencia para manejar una vez más el mismo problema. En muchos de estos casos eso ocurrirá una y otra y otra vez. Y tal como lo demuestra al menos un estudio, mientras más veces se presente la policía al mismo escenario de violencia doméstica, su trabajo tenderá a ser más deficiente.

La infraestructura y la maquinaria de la policía para el manejo de la violencia doméstica ya han sido establecidas. Pasar por todas las rutinas y luego dejar de hacer algunas preguntas clave es tan absurdo como lanzar al agua un nuevo barco con un hueco en el casco y luego alegar que no hay suficiente tiempo para taparlo. El enorme gasto de las llamadas repetidas podría ser tiempo y dinero en las arcas del departamento de policía si tan sólo el personal de mando insistiera en que los agentes hagan bien su trabajo la primera vez.

El papel del fiscal de distrito: Además de la ilógica queja de no tener suficiente tiempo para atender estos casos adecuadamente, otro refrán común de la policía es "¿qué sentido tiene invertir tantos esfuerzos si sabemos con anticipación que el fiscal de distrito no va a presentar cargos?" En esto, estamos de acuerdo en que la policía definitivamente tiene razón.

Las estadísticas de la oficina del fiscal de distrito del condado de Sonoma para el año 2001 muestran que de los 2,384 reportes criminales por violencia doméstica que fueron enviados a esa oficina, sólo 1,025 tuvieron como resultado una sentencia. La tasa de sentencias del 43 por ciento por violencia doméstica en el condado de Sonoma está muy por debajo de la tasa promedio de 60 por ciento de los otros condados del Área de la Bahía. Y aun esas estadísticas de los demás condados del Área de la Bahía son muy inferiores a la tasa de sentencias de más del 80 por ciento de condados tales como San Diego, donde se han priorizado los crímenes relacionados con violencia doméstica.

Nuestras vergonzosas estadísticas locales también son congruentes con las realidades que vemos en el Centro de Justicia para Mujeres en nuestro manejo cotidiano de casos de violencia doméstica. Demasiados fiscales, en lugar de aproximarse a un caso con miras a construir una persecución judicial, buscan cualquier excusa desecharlo. Éste es un caso actual:

Cómo se invierten los dólares de los contribuyentes para la justicia criminal - Estudio de caso. El mes pasado, una víctima llegó por primera vez a nuestro Centro después de que ya había habido un fallo en su caso. Se sentía confundida por el resultado. Eso, en sí, era una indicación de que algo andaba mal. La mujer es una profesional que lo habría comprendido todo si las cosas le hubieran sido explicadas de manera apropiada.

Al investigar su caso, esto es lo que descubrimos. En enero del 2002, el fiscal presentó tres cargos de felonía por acecho y amenazas terroristas contra el perpetrador y un cargo de felonía por haber evadido a un agente de policía. (El perpetrador había huido en su automóvil cuando la policía llegó a arrestarlo.) Más de un año después, en febrero del 2003, pese a la disposición de la víctima a testificar, a pesar de que había más que las usuales evidencias físicas que apoyaban el caso, y aunque el perpetrador había estado recientemente en prisión debido a otra felonía por asalto, el asistente del fiscal de distrito redujo las acusaciones del caso a un cargo de felonía por evadir a la policía y descartó los demás cargos. (No es de extrañar que el fiscal quisiera dejar confundida a la víctima acerca de lo que se había hecho exactamente.)

Y eso no es todo. Además del insulto que este tipo de arreglos representa para la víctima y para los intereses de la justicia, en más de un año de tiempo que transcurrió entre la presentación de los cargos y la obtención del trato negociado, el caso fue llevado 39 veces a la corte. Esto significa que se pagó 39 veces el salario de un fiscal, un abogado defensor, un juez, alguaciles, secretarios y demás personal altamente remunerado de la corte que estuvieron involucrados en el tribunal para el manejo de este caso. Así es como se ponen a trabajar los dólares de los contribuyentes.

Más todavía... Durante el tiempo en que este caso estuvo dando vueltas y más vueltas en las cortes, el perpetrador volvió a acechar a la víctima. Ello tuvo como resultado la presentación de un cargo adicional de felonía por acecho. Este cargo también fue desechado como parte del trato negociado.

La factura para los dólares de los contribuyentes en este caso incluye más de una docena de reportes policiales, 39 audiencias en la corte, una víctima exhausta y exasperada que ha sido revictimizada por el perpetrador y por el sistema; una incalculable pérdida de dinero y una comunidad a la que una vez más se le han arrebatado la justicia y la seguridad. Y, por supuesto, uno de los numerosos costos intangibles son los mismos agentes de policía que comprensiblemente deducen que no tiene sentido invertir sus esfuerzos en casos como éste.

Y así van las cosas, dando una y otra vuelta, en lo que un reciente estudio sobre homicidios por violencia doméstica llevado a cabo en el estado de Washington aptamente denomina "El absurdo procesamiento de casos".

En diciembre del 2002, el Domestic Violence Fatality Review del estado de Washington publicó un exhaustivo estudio sobre 230 homicidios por violencia doméstica. Entre los factores comunes clave que fueron descubiertos en las historias de estos homicidios se encuentra lo que el equipo investigador describe como "el absurdo procesamiento de casos" por parte del sistema de justicia criminal, en el cual los casos de violencia doméstica son trasladados de un funcionario a otro sin que alguno de ellos realmente ejerza los inmensos poderes que detenta para ayudar a la víctima. Éstos son, exactamente, los fenómenos sin sentido y con un elevado nivel de desperdicio que identificamos aquí, en nuestro propio condado. (Para leer el texto completo de este trascendental informe del estado de Washington, visitar )

¿Por qué? ¿Y qué anda mal? He aquí una breve respuesta. En repetidas ocasiones el público ha dejado muy claro que desea que la violencia doméstica sea tratada seriamente. Las fuerzas de seguridad han respondido creando la infraestructura, la capacitación, las políticas, las fuerzas de tarea, el equipo y los protocolos para manejar la violencia doméstica en forma efectiva. De hecho, muchos agentes han tomado estos cambios con toda seriedad y hacen lo que deben hacer para ayudar a las víctimas. Pero detrás de esta costosa inversión todavía hay una cantidad significativa de agentes y fiscales que simplemente no quieren hacer su trabajo.

Estos oficiales sienten que los casos de violencia contra las mujeres están por debajo de ellos y que no son el verdadero trabajo de combate al crimen que visualizaban al tomar el empleo. Cuando estos oficiales se enfrentan cara a cara con las víctimas, en lugar de perseguir la meta de ayudarlas, lo que hacen es quitarse de las manos a la víctima y su caso tan pronto como les es posible. Al hacerlo, despilfarran la inversión y les cuestan una fortuna a sus departamentos.

La solución es simple: Prácticamente en cada ocasión que discutimos este problema con el personal de mando, nos responden que los oficiales necesitan más capacitación. De hecho, la capacitación siempre es importante. Pero ciertamente el problema de raíz en estos casos no es la falta de capacitación. Tal como cualquier persona puede apreciar, las deficiencias identificadas en la encuesta -por ejemplo, no preguntar sobre armas de fuego ni acerca de la historia de abuso, no tomarles declaración a niñas y niños que estaban presentes, no solicitar un intérprete, etc.-, no son tareas que impliquen un enorme esfuerzo.

Es obvio que el personal de mando está haciendo un diagnóstico erróneo del problema. Los oficiales saben cómo hacer el trabajo. Y no lo están haciendo por una sencilla razón, muy fácil de identificar: no les gustan estos casos. Todo lo que los agentes de las fuerzas de seguridad tienen que hacer es dejar muy claro que los casos de violencia doméstica van a ser tomados seriamente, y luego darle seguimiento a ello con disciplina cuando no lo sean. El dinero que ahorren será su propio dinero.

Encuesta del DPSR a Víctimas de Violencia Doméstica
Preguntas y resultados:
63 víctimas encuestadas
Resultados: Abril del 2002

(Leer texto para conocer antecedentes, métodos y discusión de la encuesta)

¿El agente o los agentes que respondieron a su llamada discutieron cualquier preocupación sobre seguridad que usted pudiera tener?
Sí 54
No 6

¿Le preguntaron los agentes acerca de alguna amenaza específica que su compañero le ha proferido?
Sí 50
No 11

¿Le preguntaron los agentes si había algún arma de fuego en la casa?
Sí 38
No 19

¿Le preguntaron sobre la historia de abuso de su compañero?
Sí 43
No 16

¿Le ofrecieron a usted una Orden de Protección de Emergencia?
Sí 45
No 14

¿Fue emitida una Orden de Protección de Emergencia?
Sí 23
No 22

¿Los agentes llevaron a cabo un arresto?
Sí 34
No 24
No sabe 1

Si había lastimaduras visibles cuando la policía llegó, ¿se tomó fotografías de éstas?
Sí 26
No 23
N/A 11

Después de que el agente o los agentes se retiraron, ¿se percató usted de alguna otra lastimadura visible sobre la cual no había informado a la policía?
Sí 12
No 38
N/A 6

¿Se presentó usted al departamento de policía para que ahí tomaran más fotografías de sus lastimaduras?
Sí 6
No 36

¿Le brindaron los agentes información sobre los servicios disponibles para usted?
Sí 53
No 7

¿El agente o los agentes que respondieron a su llamada pidieron hablar con cualquier niña o niño que haya estado presente?
Sí 18
No 21
No había niñas o niños presentes 23

¿Sintió usted que el agente o los agentes le dieron suficiente tiempo para relatar su historia?
Sí 58
No 3

Bajo las circunstancias, ¿el agente o los agentes hablaron con usted en un lugar que ofrecía suficiente privacidad para relatar su historia?
Sí 58
No 3

¿Sintió usted que necesitaba un intérprete para comunicarse con el agente?
Sí 3
No 57
En caso afirmativo, ¿se le ofreció el servicio de traducción?
Sí 0
No 3

Se autoriza copiar y distribuir esta información siempre y cuando el crédito y el texto se mantengan intactos.
Reservados © todos los derechos, Marie De Santis,
Women's Justice Center,
www.justicewomen.com
rdjustice@monitor.net
Traduccion por Laura E. Asturias / Guatemala

All rights reserved © 2010 by Woman's Justice Center
Web site by S. Henry Wild