iajar
por el mundo es, para la mayoría de la gente en Sonoma, un banquete
de nuevos y emocionantes panoramas y sonidos. Pero para muchas
otras personas del resto del mundo, cruzar fronteras es una marcha
atemorizante desde el hogar de origen, marcada por el hambre o
la guerra, y plagada de la abrumadora tarea de intentar mantener
viva la esperanza.
Desarraigarse del hogar
representa riesgos particulares para las mujeres y uno de los
más importantes son las elevadas tasas de violaciones y violencia
doméstica. Un estudio realizado a principios de los años noventa
por la Coalición Nacional por los Derechos de Personas Inmigrantes
y Refugiadas reveló que la tasa de violencia doméstica entre mujeres
inmigrantes aumenta desmesuradamente después de que emigran. Las
razones no son difíciles de apreciar: una vez que ellas se encuentran
alejadas de sus vínculos sociales, protectores e íntimos que les
ofrecía su pueblo natal, y aún más aisladas por las barreras que
impone un nuevo país, el abuso latente en la relación que antes
se mantenía bajo control por la presencia de la familia extendida,
ahora se manifiesta abiertamente.
or
fortuna, en el condado de Sonoma tenemos a Yolanda Rodríguez,
nuestro Tesoro Bilingüe del mes. Se trata de una aventurada viajera
del mundo quien en a altas horas de la noche, en las apartadas
calles de Roma, descubrió las difíciles vidas y la desesperación
de la mayoría de mujeres inmigrantes y se comprometió a luchar
por sus derechos.
Yolanda
Rodríguez
Especialista en Violencia Doméstica en la Inmigración Caridades
Católicas - 528-8712
Cada domingo, en su
espaciosa finca de chile en Jalisco, México, el padre de Yolanda
sentaba a sus once hijas e hijos frente al televisor para que
vieran el documental semanal. Cuando éste concluía, les involucraba
en animadas discusiones sobre el tema del programa. "Si quieren
comprender a la gente", les decía una y otra vez, "deben salir
al mundo y explorar".
Probablemente el padre
de Yolanda nunca supo que su antepenúltima hija tomaría sus palabras
de una manera tan literal. Y, sin duda alguna, no tenía idea de
que el condado de Sonoma llegaría a ser el principal beneficiario.
l
principio, Yolanda se contentó con explorar México. Luego viajó
a Costa Rica, a los Estados Unidos y Puerto Rico. No quería detenerse.
Entonces fue a Europa. Y todo fue aventura y diversión hasta que,
de forma tan inesperada como ocurre con el amor a primera vista,
se enamoró apasionadamente de la gente, el arte y la cultura de
Italia. Ella adoptó la vida en Roma y ahí empezó sus estudios
en medios y producción.
"Nunca supe ni pensé
mucho sobre los derechos o la situación de las mujeres en el mundo",
recuerda Yolanda. Luego una noche, como parte de una tarea escolar,
salió a las apartadas calles de Roma para entrevistar a una prostituta
brasileña.
"Las noches en Roma
son muy diferentes de los días", dice. "Vi mujeres jóvenes de
todo el mundo atrapadas en el trabajo en las calles, sin esperanza
de liberarse algún día. Y entablé amistad con ellas. Fue entonces
que empecé a leer y a prestar atención a los derechos de las mujeres".
Fue también entonces que Yolanda comenzó a buscar un trabajo en
el que pudiera utilizar sus talentos para ayudar.
n
la actualidad, trabaja en Santa Rosa, con Caridades Católicas,
como especialista en violencia doméstica en el campo de la inmigración.
"El trabajo con víctimas de violencia doméstica me hace percatarme
de lo inteligente y bella que es cada mujer", dice. "Y de cuánto
la devasta la violencia doméstica y la lleva a pensar que es sólo
un objeto".
Es difícil saber por
cuánto tiempo tendremos la fortuna de contar con la inteligencia
y los talentos de Yolanda puestos al servicio de nuestra comunidad.
"Si tengo la oportunidad de trabajar en el campo de los derechos
de las mujeres en otro país", asegura con ojos que brillan de
emoción, "¡lo haré!"
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autoriza copiar y distribuir esta información siempre y
cuando el crédito y el texto se mantengan intactos.
Reservados © todos los derechos, Marie De Santis,
Women's Justice Center,
www.justicewomen.com
rdjustice@monitor.net
Traduccion por Laura E. Asturias / Guatemala
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